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  • Mi Gato
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  • Siempre creí que mi gato tenía problemas de visión, pues todos los días se quedaba viéndome fijamente, era muy extraño. Hasta que cierto día comprendí que en realidad miraba detrás de mí, no sé qué observaba, incluso llegué a pensar que estaba endemoniado. Y rememorando sucesos, por alguna razón vino a mi recuerdo aquella noche en que con mis primas jugamos con el tablero de la ouija. Fue una noche del último verano, cuando aburridos decidimos invocar a los espíritus con este instrumento, todo empezó como un juego divertido, pero luego se tornó una experiencia abrumadora.
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  • Siempre creí que mi gato tenía problemas de visión, pues todos los días se quedaba viéndome fijamente, era muy extraño. Hasta que cierto día comprendí que en realidad miraba detrás de mí, no sé qué observaba, incluso llegué a pensar que estaba endemoniado. Y rememorando sucesos, por alguna razón vino a mi recuerdo aquella noche en que con mis primas jugamos con el tablero de la ouija. Fue una noche del último verano, cuando aburridos decidimos invocar a los espíritus con este instrumento, todo empezó como un juego divertido, pero luego se tornó una experiencia abrumadora. La tablilla se movió, y entre varias cosas banales que preguntamos, cuando pedimos permiso para retirarnos, nos dijo exactamente esto “sí, pero esto no es una despedida, me iré con ustedes, adiós”. En su momento no le di mayor importancia, pero luego aquellas palabras finales comenzaron a tomar sentido, no sólo en la mirada inquietante de Aquiles hacia un ente invisible tras de mí, sino en lo que parecía ir materializándose a mis ojos en ocasiones, pues no pocas veces había percibido en cuestión de un parpadeo una sombra que se alzaba frente a mí o a mi lado. A veces se levanta un frío extraño a mi alrededor, o las cosas cambian de lugar sin que nadie recuerde haberlas movido, o bien desaparecen y reaparecen en algún lugar donde estaba segurísimo haber revisado varias veces. Por las noches sonidos irrumpen bruscamente el silencio nocturno, de muebles que se corren, cosas que se caen o puertas que se abren o cierran solas. Y la mirada del gato siempre fija, en la oscuridad de la habitación, sus ojos iluminados por el reflejo de la luna que entra por la ventana, como dos bolas de fuego clavadas en mi dirección, pero no en mí, sino en lo que hay junto a mí. En ocasiones su pelo se eriza y se aparta para continuar observando desde varios metros de distancia. Sin dudas le teme. Hay algo que Aquiles ve y que yo percibo. Ese algo me sigue, siempre está, lo intuyo junto a mí. Aunque me inquieta no le temo, tampoco me agrada, no sé si sea malo o bueno, sólo sé que está aquí a mi lado en todo momento. No quiero volver a invocarlo con la ouija pues no quiero saber qué es o qué quiere, simplemente ansío el día que ya no esté. NevermorE88 (discusión) 06:36 21 may 2014 (UTC) thumb|272px Categoría:Animales Categoría:CO Categoría:Fantasmas