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  • No te escaparás
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  • Siento que viene por mi, claramente puedo escuchar sus pasos alrededor de la casa. Espera el momento preciso para matarme. Ya no sé cuantos días llevo atada a esta camilla; la oscuridad total del sótano me ha echo perder la noción de tiempo. Pero aún en la penumbra puedo ver el rostro de aquella mujer, siendo mutilada por Él. Pedazo tras pedazo, ella iba siendo destrozada, cortada por diversas y extrañas "herramientas", perdiendo partes del cuerpo que ni yo sabía que existían. Cada vez que la luz se encendía mi mente se preparaba para la muerte, pero Él sólo bajaba a cortar carne y se marchaba.
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  • Siento que viene por mi, claramente puedo escuchar sus pasos alrededor de la casa. Espera el momento preciso para matarme. Ya no sé cuantos días llevo atada a esta camilla; la oscuridad total del sótano me ha echo perder la noción de tiempo. Pero aún en la penumbra puedo ver el rostro de aquella mujer, siendo mutilada por Él. Cuando la eligió primero que a mi dí gracias a Dios, pero ahora me arrepiento, pues Él me obligó a presenciar su asquerosa carnicería. En un principio cerré los ojos, pero luego Él me los abrió con cinta adhesiva y fijó mi cabeza en dirección al mesón, donde estaba el cuerpo desnudo de la mujer. Pedazo tras pedazo, ella iba siendo destrozada, cortada por diversas y extrañas "herramientas", perdiendo partes del cuerpo que ni yo sabía que existían. Los minutos se transformaron en horas y las horas en días, y así, sesión tras sesión Él fue rebanando el monstruoso pedazo de carne en que ella se convirtió. Cada vez que la luz se encendía mi mente se preparaba para la muerte, pero Él sólo bajaba a cortar carne y se marchaba. Los pasos se acercan a la puerta, mi hora está por llegar. No he comido nada en días y ya no tengo fuerzas ni fe. Sé que moriré, al menos así descansaré de esta pesadilla, ya que Él por lo menos tuvo la decencia de inyectar un veneno a la mujer antes de comenzar a cortarla. Creo que fue algún preservate, pues su cuerpo no emanó muchos olores y mantuvo su coloración por bastante tiempo. Escucho sus llaves incrustándose en la cerradura de la puerta. Debe traer su maletín, lo sé pues escuché un leve sonido de metal. Siento algo caliente entre mis piernas... me he orinado de nuevo. Mi cuerpo tiembla y quiero gritar, pero sé que es inútil: las doscientas mil veces que lo he intentado nunca dieron resultado. La puerta se abre y entra nuevamente la luz al sótano. Mis brazos y piernas tensan mis ataduras por los nervios. Ojalá ese veneno sea lo suficientemente efectivo para matarme enseguida. Las luces se encienden y lo veo entrar; es pequeño y viejo, tiene el típico rostro de médico psiquiatra: maldito loco. Se acerca a mi y me mira sin decir una palabra. No hablará, nunca he escuchado su voz. Mi cuerpo tiembla y estoy al borde del colapso. Veo que saca de su maletín una jeringa y que vierte un extraño líquido en su interior. Son mis últimos momentos de vida. Él se acerca lentamente, me destapa un brazo e inyecta la aguja. Me mira a los ojos por última vez y yo cierro mis párpados, entregándome a la situación... Pero algo pasa. Él se detiene. Yo abro los ojos y veo su cara de preocupación. Escucho sirenas fuera de la casa y gente moviéndose. Él se alerta y corre hacia la puerta del sótano. "Es la policía", grita un hombre, al momento que escucho crujir madera. Él alcanza la puerta y la cierra. La conmoción es total afuera: cientos de pasos, puertas y cristales que se rompen. Él se acerca a mi, toma de nuevo la jeringa que seguía inyectada en mi brazo y me dice al oído: - "No te escaparás", y luego al segundo, vierte todo el contenido en mi brazo y siento un dolor indescriptible. Lo último que mis ojos y mente pudieron procesar, es cómo los policías entraban en el sótano y le disparaban al asesino. Yo, lentamente, comencé a sumirme nuevamente en la oscuridad; escuché la voz de un oficial preguntándome algo, pero luego todo desapareció. Creo que despierto, tengo los ojos cerrados, pero escucho murmullos. No sé si estoy muerta, ni cuanto hace que estoy así. No puedo moverme...Alguien habla, y siento ruido a su alrededor, como de metal... No puedo abrir mis párpados, pero sé que estoy recostada y que estoy completamente desnuda. Siento el frío en mi espalda; al parecer, estoy acostada en una camilla de metal. Escucho nuevamente una voz: - "La mujer presenta heridas leves en brazos y piernas, debido a las ataduras" Parece la voz de un hombre, pero me alegro al saber que no es el asesino. - "Tiene alrededor de 25 años y su fecha de muerte es el 13 de Febrero de 2005" ¿Habré escuchado bien? No entiendo que está pasando. Quiero moverme, pero no puedo...Quiero gritar, pero es imposible. Siento frío... ¿Dónde diablos estoy? - "Comenzaré la Autopsia por el estómago, necesito ver el estado de sus órganos internos" ¿Órganos internos? Que diablos pasa aquí, estoy viva y me quieren hacer una...AUTOPSIA... No entiendo... - "No te escaparás...", dijo Él antes de inyectarme el veneno... Entonces ese líquido que estaba en la jeringa no era para matarme... No... esa mujer que vi morir y ser cortada en pedacitos no... estaba...muerta... Por eso no había olores... El maldito la mantuvo viva con la mierda que me inyectó... - "Utilizaré el bisturí para hacer la primera incisión" Dios dame fuerza para moverme, por lo menos para susurrar que no estoy muerta... Demasiado tarde: Siento que mi estómago se abre.