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  • Scoliophis atlanticus
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  • Categoría: Pseudo Nombres Científicos Categoría: Criaturas inexistentes Desde que el hombre aprendiera a navegar ha estado viendo monstruos marinos. Los primeros mapas tenían dibujos de reptiles grotescos y anotaciones que afirmaban: "Aquí hay monstruos." Tripulaciones enteras han declarado haber visto las criaturas, y recolecciones escritas de marinos, de hace doscientos años están llenas de informes con descripciones completas de las bestias, las latitudes y longitudes exactas donde fueron vistas, y otros detalles pertinentes. Cinco o diez nuevos avistamientos de serpientes de mar aparecen en la prensa diaria cada año.
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  • Categoría: Pseudo Nombres Científicos Categoría: Criaturas inexistentes Desde que el hombre aprendiera a navegar ha estado viendo monstruos marinos. Los primeros mapas tenían dibujos de reptiles grotescos y anotaciones que afirmaban: "Aquí hay monstruos." Tripulaciones enteras han declarado haber visto las criaturas, y recolecciones escritas de marinos, de hace doscientos años están llenas de informes con descripciones completas de las bestias, las latitudes y longitudes exactas donde fueron vistas, y otros detalles pertinentes. Cinco o diez nuevos avistamientos de serpientes de mar aparecen en la prensa diaria cada año. Aún así, la ciencia trata a las serpientes de mar como mitos graciosos. El Dr. Bernard Heuvelmans (1916–2001), el padre de la criptozoología y uno de los pocos científicos en hacer un estudio serio sobre las serpientes de mar, ha especulado que en realidad pueden existir al menos siete tipos diferentes de "monstruos marinos" no clasificados. Con su habitual estilo británico irónico, Ivan T. Sanderson ha etiquetado a un grupo de gigantes varados como globsters. Las serpientes de mar se convirtieron en moda en el siglo XIX, y muchos informes falsos fueron ampliamente publicados. En 1817 se reportó de algo que, según estimaciones, medía entre 18.29 metros y 42.67 metros de largo y que hizo acto de presencia en la costa de Gloucester, Massachusetts durante el verano. Un tal señor Amos dijo que el domingo 10 de agosto observó que la figura estuvo nadando por alrededor de una hora. Según el señor, "tenía una cabeza parecida a la de una tortuga y era tan grande como un hombre". Él cree que se movía a una velocidad de 48.28 km/h (30 millas por hora). Otras personas alrededor de Gloucester supuestamente vieron la cosa durante las dos semanas posteriores. center Al general David Humphreys, anteriormente parte del personal de George Washington, se le pidió que visitara Gloucester y recogiera los informes, después de lo cual, se solicitó a la recién formada Linnean Society de Nueva Inglaterra que investigara el asunto. Se formó una comisión compuesta por el juez John Davis, al médico Jacob Bigelow y a Francis Gray, y se obtuvieron los servicios del juez de Gloucester Lonson Nash, quien recolectó muchas de las historias detalladas de los testigos bajo juramento. Después, la comisión presentó sus conclusiones a la Linnean Society. Determinaron que la preponderancia de la evidencia parecía indicar que habían identificado una nueva especie, incluyendo notas adicionales sobre las disecciones de una criatura capturada y considerada como una versión inmadura de una serpiente de mar. Tenía 91 cm de largo, era de color marrón, y poseía treinta y dos jorobas en la espalda. Se le bautizó con el pseudo nombre científico de Scoliophis atlanticus ("serpiente flexible del Atlántico"). Si la Scoliophis atlanticus hubiera sido descubierta en un período posterior, digamos en esta era de las redes sociales y teléfonos con cámaras de alta definición que pueden subir un video a la Red casi al instante, la controversia de las serpientes de mar podría haber sido resuelta de una vez por todas. Pero en 1817, la ciencia ni siquiera podía aceptar la existencia del calamar gigante, y no hubo científicos disponibles para que fueran a Gloucester a examinar y dar fe de esa serpiente de mar bebé multi-joroba de 91 cm. Algunas de las observaciones anteriores sobre serpientes marinas podrían muy bien tener explicaciones que decepcionen a los creyentes de esos seres de leyenda. Los calamares gigantes podrían suministrar la respuesta a unos pocos casos. La Ciencia consideró al calamar gigante como una leyenda del mar hasta alrededor de 1880. Pero dibujos de esta criatura se pueden encontrar en urnas de la antigua Grecia y en antiguos grabados en madera japoneses. El calamar tiene un gran cuerpo, con forma de cigarro con los ojos como platos, un pico como un loro, y diez tentáculos con ventosas alineadas, dos de los brazos son un poco más largos que los otros. Esos tentáculos pueden crecer hasta poco más de 15 metros, y si un calamar sumergido elige revolotear uno o dos de sus apéndices por encima de la superficie, cualquiera podría pensar que está viendo una serpiente de algún tipo.