| rdfs:comment | - En ese lugar se conocieron. Ella paseaba distraída, inmersa en sus pensamientos, observando las ondulantes aguas azuladas que reflejaban las luces de las lámparas levemente encendidas. Él tan solo caminaba. d De pronto, un suspiro, una mirada, una sonrisa... Pudo sentir cómo la sangre se le subía a la cabeza, cómo circulaba por todo su cuerpo cada vez con más intensidad. Los segundos se fueron convirtiendo en minutos, donde nada más existía y el mundo cambió para ambos. ¿Cómo comenzó ese momento? el muelle|right|300px Nunca había visto tan hermosa imagen.
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| abstract | - En ese lugar se conocieron. Ella paseaba distraída, inmersa en sus pensamientos, observando las ondulantes aguas azuladas que reflejaban las luces de las lámparas levemente encendidas. Él tan solo caminaba. d De pronto, un suspiro, una mirada, una sonrisa... Pudo sentir cómo la sangre se le subía a la cabeza, cómo circulaba por todo su cuerpo cada vez con más intensidad. Los segundos se fueron convirtiendo en minutos, donde nada más existía y el mundo cambió para ambos. ¿Cómo comenzó ese momento? el muelle|right|300px Los dos lo ignoraban. Nunca se lo han preguntado, ya que encontrarle el sentido a las cosas le quita su magia: solamente sucedió. Él quedó cautivado al instante. La silueta de ella, ermitaña en medio del sonido de las aguas, lo hechizó por completo. Sus ojos oscuros, grandes como dos lunas, brillantes faroles, su cabello marrón ondulándose sutilmente con la brisa ligera. Su caminar armonioso, lento y acompasado, como si levitara. Nunca había visto tan hermosa imagen. Ella apenas lo miró. Sus miradas se cruzaron solo por un instante. Él le sonrió como si quisiera hablarle. Ella retiró su mirada y continuó su rumbo. Minutos después, ambos flotaban sin vida sobre las aguas del mar. Ella, conducida por un impulso al que la llevaron sus oscuros pensamientos… Él, intentando salvar a la mujer que ya sentía que amaba.
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