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  • Onaga (MKA)
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  • Mis planes se frustraron cuando ya casi había recuperado mi trono como Emperador del Outworld. Mi peón, Shujinko, se había vuelto más poderoso de lo esperado. Tras reunir a varios guerreros aliados en su causa, absorbió su poder para luchar y rompió los seis Kamidogu, volviéndome vulnerable. Tan sólo el amuleto que le quité al hechicero Quan Chi me otorgaba protección.
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Alineacion
  • Mal
Aliados
Enemigos
Reino
Edad
  • Miles de años
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Nombre
  • Onaga
Imagen
  • 250
Estado
  • Vivo
abstract
  • Mis planes se frustraron cuando ya casi había recuperado mi trono como Emperador del Outworld. Mi peón, Shujinko, se había vuelto más poderoso de lo esperado. Tras reunir a varios guerreros aliados en su causa, absorbió su poder para luchar y rompió los seis Kamidogu, volviéndome vulnerable. Tan sólo el amuleto que le quité al hechicero Quan Chi me otorgaba protección. En el mismo momento en que Shujinko me daba el golpe final, una fuerza extraña atrapó mi alma y me expulsó del cuerpo que ocupaba. Me encontraba atado a una runa en el Netherealm. Permanecí allí hasta que Shinnok, un Dios Anciano caído, me encontró. Al igual que yo, él estaba atrapado en ese maldito lugar, tras haberle sido negada la dominación de otros reinos por parte de seres inferiores. Shinnok me ofreció la oportunidad para vengarme: recuperaría el lugar que me corresponde como gobernante del Outworld a cambio de servirle lealmente. No me arrodillo ante nadie, pero consideré su oferta. Aunque cada vez estaba más cerca la salida de Shinnok del Netherealm, temía una nueva derrota; ya sea a manos de sus enemigos o de sus aliados. Él podría reaparecer sin ningún obstáculo si todos eran eliminados previamente. Para alcanzar esto, necesitaba que el semi-dios edeniano Daegon derrotara a una criatura de fuego. La energía divina que Daegon recibiría de esa victoria desencadenaría la matanza. Sin embargo, muchos otros guerreros también perseguían este poder. Si Daegon fallaba, si otro guerrero derrotaba a Blaze, los planes de Shinnok no se cumplirían. La mayor preocupación de Shinnok era Shao Kahn, mi peor y más odiado enemigo. Shinnok propuso que fingiera no estar de acuerdo, pero que finalmente me uniera a la nueva alianza de Quan Chi para poder permanecer cerca del traidor. Luego le seguiría hasta el campo de batalla y evitaría que llegase a Blaze. Cuando Daegon ganase el premio, todos los kombatientes serían asesinados y yo recibiría el trono del Outworld nuevamente. Y por si fuera poco, Shujinko, que permanecía encerrado en las mazmorras de Shao Kahn, sería mío para hacerle lo que quisiera. No confié en este Dios Anciano caído. Comencé a sospechar que me traicionaría: si todo iba según lo planeado, seguramente yo también estaría entre los muertos. Pero acepté su oferta para poder liberarme del maldito Netherealm. Satisfecho, Shinnok invocó un portal y habló a través de él. Luego levantó los brazos y apretó sus puños. Mediante un grito demoníaco liberó mi alma del símbolo de las runas y salí del Netherealm. Desperté en mi cuerpo original, cubierto de sangre de dragón. Se encontraban ante mí Shang Tsung, Quan Chi, y mi odiado enemigo, Shao Kahn. Fingiré ser el peón de Shinnok y me uniré a la alianza de Quan Chi. Shao Kahn jamás llegará hasta Blaze. Pero sería un estúpido si permitiera la victoria de Daegon. Cuando haya acabado con la criatura de fuego y tenga mi premio, la cabeza de Shinnok será mía. ¡Onaga no sirve A NADIE!