PropertyValue
rdfs:label
  • Love Lia
rdfs:comment
  • Eran las doce de las noche aproximadamente, íbamos mi novio y yo de camino a casa, la noche era muy oscura y no había nadie por las calles, como hacía frío y estábamos cansados quisimos atajar por unas callejuelas que conocíamos. Pasados unos minutos de caminata tuvimos la sensación de que alguien nos observaba, al principio él no hizo mucho caso, pero al sentir unos pasos detrás de nosotros apuramos el ritmo, cuando dejamos de oír los pasos una figura oscura apareció delante de nosotros acercándose lentamente, se nos heló el alma, cuando la vimos con claridad me horroricé.
dcterms:subject
abstract
  • Eran las doce de las noche aproximadamente, íbamos mi novio y yo de camino a casa, la noche era muy oscura y no había nadie por las calles, como hacía frío y estábamos cansados quisimos atajar por unas callejuelas que conocíamos. Pasados unos minutos de caminata tuvimos la sensación de que alguien nos observaba, al principio él no hizo mucho caso, pero al sentir unos pasos detrás de nosotros apuramos el ritmo, cuando dejamos de oír los pasos una figura oscura apareció delante de nosotros acercándose lentamente, se nos heló el alma, cuando la vimos con claridad me horroricé. Era una chica de unos 16 años, que sostenía un cuchillo de cocina ensangrentado, con un vestido con motivo de un cuatro de corazones con manchas de sangre, el pelo con las puntas teñidas de rojo totalmente desaliñado, pero sin duda alguna lo peor era su rostro, tenía en su mejilla derecha y en su cuello un dibujo de un corazón tallado seguramente con un cuchillo y sus ojos estaban rodeados de una pintura negra que le caía por las mejillas como si estuviese llorando. En ese momento en lo único que pensé fue en salir corriendo para salvar mi vida pero ya estaba delante de nosotros, ¿por qué yo no puedo ser amada? Murmuró con una voz fría, en ese momento se lanzó sobre mi novio apuñalándolo una y otra vez gritándole dulces sueños mi amor, por suerte unos hombres oyeron los gritos y vinieron a salvarnos y ella salió corriendo, si ellos no hubiesen venido lo más probable es que ahora yo también estuviese muerta. Lía Backer era una simple adolescente de quince años, vivía a las afueras de la ciudad de Pittsburg, no tenía muchos amigos, pero los pocos que tenía eran buenos, era hija única por lo que nunca tuvo ningún tuvo ningún tipo de carencia. Se podría considerar que era una chica feliz. Todo eso estaba a punto de cambiar. Aquella era la típica mañana fría de otoño, hojas caídas y capas y capas de ropa puestas. Lía como todas las mañanas iba en el autobús de camino al colegio aburrida y cayéndose de sueño. Al llegar a clase como siempre la espera su mejor amiga Carol, la típica chica tímida de la que todos se olvidan de su existencia. -Lía mira, hay un chico nuevo- Dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Lía sin mucho entusiasmo miró y se le abrieron los ojos como platos, era guapísimo, pelo castaño, alto, porte atlético, y unos ojazos verdes que harían enloquecer a cualquiera. Sin entender por qué se puso roja como un tomate, pero los colores se le bajaron cuando el timbre de clase sonó. Todos tomaron su respectivo asiento, tocaba matemáticas con la señorita Harris la cual también era la tutora del curso. Lía no hizo caso, se limitó a mirar al imponente chico nuevo. La clase transcurrió con normalidad y por supuesto lentitud, al principio por supuesto la señorita Harris (como cursimente tenían que llamarla) presentó al nuevo, se llamaba Neal, todas las chicas de la clase estaban embobadas con él, en especial Lía, Neal era la clase de chico con el que siempre soñó, aunque sabía que ni ella ni probablemente ninguna de sus amigas tenían posibilidades con él, mayoritariamente porque su grupito era el de las raritas o marginadas, le molestaba mucho que las populares de su clase no más presentado ya fuesen a por él. Los días pasaban, el invierno se avecinaba, Lía cada vez estaba más obsesionada con Neal, hasta el punto de ponerse a llorar porque pensaba que él nunca le correspondería, incluso sus calificaciones en los exámenes comenzaron a bajar motivando la preocupación de sus padres. De vez en cuando llamaba a su fiel amiga Carol para consolarse, ella le decía que hablase con él pero Lía no era capaz. Carol cansada de que Lía estuviese así por culpa de un chico, la obligó ir a hablar con él. —Hola… —Saludó Lía con voz temblorosa. Neal la miró con una ceja enarcada, cuando justo iba a abrir la boca para decir algo una chica con una bonita melena rubia apareció detrás. —¿Qué pasa, Backer? ¿Te gusta mi novio? —Aquella preciosa chica era Ashley, la barbie del colegio a la que todos tanto chicos cómo chicas idolatraban y que Lía odiaba profundamente —Dudo mucho que con esa cara le vayas si quiera a gustar a otro sapo como tú. Algo dentro de Lía le dio una patada en el estómago, en el momento que vio a Ashley darle un beso apasionado a Neal Lía apretó los puños intentando contenerse para no lanzarse sobre ella y darle puñetazos hasta la saciedad, salió corriendo hacia los baños oyendo de fondo insultos de Ashley y sus “imitadoras” tras ella. Se miró en el espejo con lágrimas en los ojos, después de aquel insulto estaba destrozada, nunca le habían afectado los insultos de Ashley, pero que lo hiciese delante de Neal le dolió de verdad, aunque su pelo castaño claro, sus ojos color chocolate y su piel pálida siguiese siendo la misma, Lía en ese momento se sentía la persona más horrible del universo. Sin saber porqué, le propinó un fuerte puñetazo al espejo rompiéndolo en mil pedazos haciéndose heridas en el puño, por suerte las clases ya habían terminado por lo que pudo huir a su casa. Aquellos días Lía los pasaba mirando por la ventana de su habitación de vez en cuando mirando a parejas felices mientras se hacía todo el rato la misma pregunta ¿por qué yo no puedo ser amada? Por fin llegó el invierno, todos deseaban que se iniciasen las vacaciones, pero antes (como no) la señorita Harris y más profesores del equipo directivo mandaron hacer una actuación con la temática de Alicia en el País de las Maravillas, a Ashley el ojito derecho de todos los profesores por la gran fortuna de sus padres le tocó ser Alicia, a Lía y a Carol un simple naipe de la Reina Roja y a Neal le tocó s el Gato de Cheshire. Como los exámenes terminaron a los alumnos les mandaban ir a ensayar por las tardes al colegio, los trajes eran sencillos Lía sólo llevaba un vestido blanco por encima de la rodilla con cuatro corazones dibujados por delante y por detrás de la misma forma que los naipes. Ese martes a la tarde el ensayo iba más lenta y aburrida de lo normal, Ashley se equivocaba todo el rato y los alumnos se estaban empezando a cansar, pero por suerte la señorita Harris acabó cediendo y le dejó el guión. Llegó el turno de Lía, y los demás naipes rojos, justo cuando se iba a posicionar en su lugar algo chocó con sus pies y cayó al suelo de cara. —Oh pobre Lía —Dijo la voz maliciosa de Ashley —como no para de mirar a mi novio se cae por las esquinas. Inmediatamente hubo una risa general de todos los alumnos, Lía no quiso hacer caso, sabía perfectamente que Ashley le hizo la zancadilla, pero ella no tenía ganas de parar. —No entiendo porque tienes que ser un naipe de corazones —Prosiguió —Los corazones representan el amor, el que tú no tienes. En ese momento algo en Lía surgió una especie de impulso muy potente que provocó que Lía se echase sobre Ashley como un perro hambriento hacia su presa, a pegarle puñetazos en la cara. Todos gritaban que parase, pero en ese momento Lía estaba cegada por el odio y en lo único que pensaba era destruir a Ashley. Hasta que la señorita Harris y otros alumnos la agarraron Lía no paró, como resultado de sus continuos golpes Ashley consiguió un ojo amoratado y el labio sangrando, aun separados Ashley seguía gritando y llorando como una loca. Lía fue expulsada de ese y del resto de los ensayos que había, al menos no la habían de la obra. Sus padres la castigaron, pero a Lía ya no le importaba lo que le pudiesen hacer, algo en ella había cambiado, su mirada era sombría y oscuras ojeras se habían marcado en el contorno de sus ojos. Los recreos se los pasaba sola en la biblioteca no quería estar con nadie sólo ella y su soledad. La víspera a la obra Lía recibe una llamada a su móvil, era Carol, no tenía pensado contestar, pero a la tercera llamada se obligó a hacerlo. —Carol ¿qué quieres? No quiero hablar —Dijo con voz cansada. —Lía, Lía no te lo vas a creer —Dijo la voz eufórica de su amiga. Lía hizo un silencio. —¡Adivina quién es la nueva novia de Neal! —Lía se temía una fatal noticia —¡Yoooooo! No más escuchar eso Lía lanzó el móvil contra la pared rompiéndole la pantalla. Esa noche la pasó llorando y propinándose cortes en los brazos, Lía ya no quería amigos, odiaba al mundo entero, nada le salía bien, se sentía la persona más desgraciada del mundo. Por la mañana convenció a sus padres para no asistir a clase fingiendo un terrible dolor de cabeza pero por la noche no consiguió evitar saltarse la obra, sus padres querían verla en escena. Con pereza se puso el vestido blanco de los naipes, unas medias negras un poco rotas y unas botas también negras. El trayecto nunca se le hizo tan largo. Entró al colegió y se metió en el teatro, ya había allí algunas personas entre ellas Carol y Neal. —Lía ¿qué pasó ayer por qué me colgaste? —Preguntó preocupada. Lía ya iba enfadada de casa, pero eso fue la gota que colmó el vaso. —¡Desde que llegó Neal al colegio estuve perdidamente enamorada de él! —Gritó Lía roja de ira —¡Que se lo ligase Ashley me daba igual, pero tú se supone que eras mi mejor amiga pero ya veo cómo eres! Carol también parecía enfadada. —¡Lo que te pasa es que eres una celosa y no soportas que otra persona que por supuesto es más guapa te robe a tu chico, que sepas que a mí también me gustaba! —Gritó aun más fuerte —¡Que no te quiera nadie no es mi problema! A Lía se le abrieron los ojos como platos, sin pensarlo salió corriendo hacia los baños, oyó a Carol yendo detrás de ella pidiéndole perdón pero Lía no quería escucharla. Lía se encerró en el baño individual del teatro hasta que oyó que iba a empezar la obra. No conseguía dejar de llorar, lo que le dijo Carol fue un jarro de agua fría. Se miró al espejo, sus ojos estaban enrojecidos por llorar y sus mejillas húmedas por el continuo rio de lágrimas. En ese momento algo en la cabeza de Lía desapareció, como si de un escalofrío se tratase esbozó una sonrisa psicópata y se levantó lentamente de su estancia, recorrió el almacén del teatro encontrando todo tipo de material para las obras, detrás de unas cajas encontró dos botes de pintura permanente especial para los metales, roja y negra, y un poco más al fondo un largo cuchillo parecido al que usaba su madre en la cocina, los cogió y con ellos se encerró en el baño. —El color rojo representa el amor —Dijo con una voz hueca mientras se echaba la pintura roja por las puntas de su largo pelo rematando a la altura de la oreja. —Negros son mis sentimientos, negro es mi amor hacia la vida —Cogió la pintura negra e hizo un contorno grueso alrededor de sus ojos como si de maquillaje se tratara, y de este partió una raya por las mejillas dando la impresión que era maquillaje que se había corrido de llorar —Negras son mis lágrimas. Por último agarró el cuchillo y se talló un corazón en la mejilla derecha y otro en la parte izquierda del cuello. —El corazón es el amor —Murmuró con una sonrisa psicópata y la cara ensangrentada —Cuantos más corazones más amor para mi Neal. Dicho esto salió con el cuchillo en mano caminando lentamente como una niña pequeña por un campo de flores. Un poco más adelante oyó pasos, se acercó, era Ashley con el vestido de Alicia, no se percató de la presencia de Lía. —Ashley —Dijo Lía riendo como una perturbada. Ashley miró y se quedó pálida del susto al ver la cara y el pelo chorreante de pintura y sangre. —Nunca más volverás a ser amada. Dicho esto Lía se lanzó sobre Ashley evitando que gritase y sin pensarlo dos veces la apuñaló con furia hasta que las tripas le salieron fuera del estómago. Contenta con su trabajo dejando tras ella una versión macabra de Alicia siguió hacia su próximo objetivo, esa era su amiga traicionera Carol. —Nunca volverás a traicionar a nadie —Susurró detrás de la niña vestida de naipe sin que ella se diese cuenta que tras ella estuviese una asesina. Carol gritó, pero ya era demasiado tarde, el cuchillo cubierto de sangre estaba enterrado en su garganta, le dedicó otra de sus sonrisas de psicópata antes de apuñalarla del mismo modo que le hizo a Ashley. Se levantó de su sitio con el vestido cubierto de la sangre de sus víctimas, pero en la lista de Lía todavía faltaba alguien, Neal. Lo encontró repasando su guión ya vestido de Gato de Cheshire ajeno a lo que les acababa de pasar a su novia y su ex novia. Se posicionó delante de Neal dejando a éste boquiabierto y temblando. —¿Por qué no me amas? —Preguntó Lía como una histérica. Neal intentó echarse a correr o gritar pero el cuchillo de Lía le dio demasiado miedo como para moverse. —¿Por qué no me amas? —Volvió a preguntar acercándose peligrosamente al chico. —Yo… yo sí te amo —Contestó temblando de miedo confiando que le dejase libre. Lía se rió histérica y se lazó hacia él, Neal intentó escapar pero Lía había enterrado su cuchillo en la pierna de Neal haciendo que éste se retorciese de dolor. Lía se puso encima de él. —No me gusta que me mientan —Dijo con una dulzura realmente aterradora. Dicho esto clavó repetidas veces el cuchillo en el pecho de Neal hasta matarle. Cuando terminó con su homicidio le acarició con ternura la cara y le besó los labios con pasión, lo que siempre había deseado, por último se levantó y mirando el cadáver del único chico del que se había enamorado dijo: —Dulces sueños, mi amor. Categoría:Mentes trastornadas