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  • La cosa que me sigue
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  • David era su nombre, este vivía en la provincia de Salta. Perdió a ambos padres unos años antes, murieron, obviamente. Todos lo describían como alguien solitario, siempre caminaba solo, no tenía ni amigos, y jamás se lo vio en compañía de una chica. Tal fama gano de solitario que ya nadie perdía su tiempo en acercarse a el, y no solo era su soledad, puesto que todos siempre daban un detalle que quizás sea de relevancia. Se dice que era muy raro, que llevaba su propia moda, era muy dark. Su vestimenta era puramente negra, hasta tiñó su rubia cabellera para que su pelo fuera castaño. Otro detalle era que era un, y nadie podría contradecir estas palabras, adicto a Internet.
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  • David era su nombre, este vivía en la provincia de Salta. Perdió a ambos padres unos años antes, murieron, obviamente. Todos lo describían como alguien solitario, siempre caminaba solo, no tenía ni amigos, y jamás se lo vio en compañía de una chica. Tal fama gano de solitario que ya nadie perdía su tiempo en acercarse a el, y no solo era su soledad, puesto que todos siempre daban un detalle que quizás sea de relevancia. Se dice que era muy raro, que llevaba su propia moda, era muy dark. Su vestimenta era puramente negra, hasta tiñó su rubia cabellera para que su pelo fuera castaño. Otro detalle era que era un, y nadie podría contradecir estas palabras, adicto a Internet. Uno de sus pasatiempos era deambular por la Deep Web buscando algo que lo perturbase, pero ciertamente era difícil que sucediera, puesto que salvo la primera vez que entró a esta zona de Internet nunca más volvió a sorprenderse de lo que allí encontraba. Otro de sus habituales hábitos, valga la redundancia, era leer, leía mucho, muchísimo para algunos. Como todas las noches, esa parecía ser normal, cruzó el umbral y se adentró en su casa, pero... no, algo andaba mal. Ya cuando la puerta estaba entreabierta notaba algo extraño, las luces las había dejado encendidas ¿Por qué entonces no había ningún resplandor saliendo por la puerta? Lo segundo que hizo que su intranquilidad sea mayor fue el frío, un frío tan grande que hizo que se le helaran los huesos y lo obligó a ponerse la campera que llevaba en el brazo. Pero no fue esto, si no un tercer detalle lo que hizo que el terror le recorriera cada terminación nerviosa, erizando todos los pelos de su cuerpo: Frente a el, al final del oscuro pasillo habían dos puntos rojos, muy cercanos el uno del otro como para ser ojos, mas el sentía que lo observaban. Con temor encendió la luz pero por extraño que pareciera no había nada. Apagó una vez más la luz por curiosidad y ahí estaban una vez más los rojos y brillantes puntos, acechando. Comenzó a encender y apagar las luces mientras una leve sonrisa se extendió por su rostro hasta que, de un momento a otro esos puntos desaparecieron, o al menos eso creyó, ya que no tardó más que un segundo en verlos tras el sillón, a pocos metros de el. Encendió la luz y corrió a encerrarse en su habitación, dejó la luz encendida y se dispuso a despejarse con su Iphone S4. Lanzó a un lado su mochila, colgó su campera y alimentó a su Pou. Tras revisar los mensajes que tenía en las bandejas de Messenger y WhatsApp y revisó algunas notificaciones de Facebook, lo que haría normalmente, y trató de convencerse de que todo fue su imaginación. Pasados unos minutos y ya más tranquilo bloqueó su celular, mas no tuvo el valor para apagar la luz al irse a dormir, temía que aparecieran los puntos una vez más. De más está decir que lo esperado sucedió, estos puntos aparecieron en sus sueños, y esta vez el no solo no podía moverse, si no que, en aquella habitación cuyas paredes eran carne palpitando, carne sangrante, carne viva y donde eran visibles también más de un rostro gritando y sin pupilas, en aquella habitación fue la primera vez que oyó la voz de lo que le atormentaba. "Seré quien cambie tu vida ¿Dónde está tu salvador ahora?" Despertó de un sobresalto, bañado en sudor por el espanto. Esa noche no durmió, y esa noche también fue la primera de las que le seguirían de igual manera todas las noches que le siguieron. Sentía día y noche que esos dos brillantes puntos rojos lo observaban, no importaba donde estuviera esos puntos estaban mirándolo, oteando cada uno de sus movimientos. Comenzó un blog, no tenía muchos seguidores ya que el miedo apenas lo dejaba pensar, apenas si tenía unos 30 seguidores, si no es esa cifra mucho decir. Pudo haber optado por un foro más grande, como 4Chan, pero, como antes fue mencionado, el miedo lo estaba acorralando, ya no podía pensar con claridad. Los días pasaban, uno tras otro, y el nada podía hacer para quitarse estos ojos de encima, porque si, ya para el no eran puntos, eran ojos. Cada tanto reportaba que ante el volvieron a hacer acto de parecencia y lo observaban no solo en sueños, si no en su vida diaria directamente. Sus seguidores comenzaron a extrañarse, pasaron meses y ni un solo post nuevo, ninguna actualización, nada. Era como si David hubiese desaparecido. Buscaron información, pero no lograron encontrarlo, pero sin embargo, varias semanas después de que ya fuera más que notoria su desaparición una nueva imágen apareció. La descripción de la imágen, según los pocos que lograron verla (porque al tiempo fue borrada en una limpieza del foro), esta imágen era una foto. En ella se podía ver al joven blogger al que seguían desde hacía muchos meses acostado en lo que parecía ser su cama, durmiendo. Y lo que los impactó fue que, entre la ropa, detrás de la cama, podía distinguirse una figura, vestida completamente de negro, y lo más perturbador de todo esto era el rostro de esta persona. Una amplia y macabra sonrisa se extendía por su cara, y sus ojos... oh, sus ojos eran algo que quienes vieron la foto jamás olvidarán. Nadie entiende como soportó tanto tiempo David teniendo que ver esos ojos constantemente. Si, sus ojos eran los puntos rojos que David vio aquella noche en la que su vida se arruinó por completo. Pero vamos, que esto no podía ser todo, esa cosa no iba a conformarse con eso. Al pié de la imágen una frase fue, y la metáfora encaja perfectamente, la cereza del pastel. En mayúsculas estaba escrita una pregunta, una que David escuchó cientas de veces a lo largo de sus días y que sus seguidores jamás podrán olvidar: ¿DÓNDE ESTÁ TU SALVADOR AHORA? Nunca nadie más logró tener noticias sobre David. Categoría:Internet Categoría:Sueños/Dormir Categoría:Demonios Categoría:Mentes trastornadas