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  • El asesino del miedo
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  • Mucha gente le teme a las alturas, otros a las arañas, a la oscuridad, en fin, existen millones de cosas a las que se puede temer. Todos sin excepción le tememos a algo, mucho o poco pero el temor es parte de nuestra existencia, es más, el temor es un método de defensa que nuestro cerebro utiliza para alejarnos de algún peligro. Y tú ¿a qué le temes?, ¿a nada?, ¿estás seguro?, deberías pensar un poco mejor tu respuesta, no querrás averiguarlo por la mala como yo ¿o sí? ¿Sabes? antes me consideraba valiente, no existía nada a lo que le temiera, o al menos eso pensé… hasta ese día. -¿Qué?
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  • Mucha gente le teme a las alturas, otros a las arañas, a la oscuridad, en fin, existen millones de cosas a las que se puede temer. Todos sin excepción le tememos a algo, mucho o poco pero el temor es parte de nuestra existencia, es más, el temor es un método de defensa que nuestro cerebro utiliza para alejarnos de algún peligro. Y tú ¿a qué le temes?, ¿a nada?, ¿estás seguro?, deberías pensar un poco mejor tu respuesta, no querrás averiguarlo por la mala como yo ¿o sí? ¿Sabes? antes me consideraba valiente, no existía nada a lo que le temiera, o al menos eso pensé… hasta ese día. En el lugar donde vivo comenzaron los rumores sobre una serie de extrañas muertes, aunque la verdad más que asustarme me intrigaron, así que busqué conocer un poco más lo ocurrido. Supe que se trataba de cinco muertes en total, 3 por deficiencias cardíacas, uno que se lanzó de un edificio y uno más que se dio un tiro, aparentemente no había relación excepto por el hecho de que todos al morir tenían una marcada expresión de temor en sus rostros, una mezcla extraña entre terror y agonía. Pasó una semana después de la última muerte y todo seguía su curso, perdí el interés en el tema y continué con mi vida normal, hasta que un jueves por la noche, después de salir de mi empleo y mientras me dirigía a casa, noté que del otro de la calle caminaba un hombre alto, delgado y bien parecido, pero al verlo no pude evitar sentir un escalofrío, aún así no le di importancia y seguí mi camino, aunque no tardé en notar que seguía la misma ruta que yo, esto comenzó a inquietarme así que desvié el camino, supuse que era una coincidencia y que solo eran ideas mías, pero unos metros adelantes mire hacía atrás y él aún me seguía pero ahora del mismo lado de la calle en la que iba yo. Aceleré el paso, casi corría, pero usando zapatos altos no tarde en pisar mal y caer, cuando intente levantarme él ya estaba a mi lado ¿cómo rayos me alcanzó tan rápido? ni siquiera pude pensar en nada cuando un golpe me dejó inconsciente… Tiempo después desperté aturdida y atada con una especie de grillete a la pared, no sé cuánto tiempo había pasado, no sabía dónde estaba, me encontraba muy aturdida, entonces una puerta de metal se abrió. Por unas pequeñas escaleras bajaba aquel hombre que me golpeó en la calle. -¿Quién eres? ¿Dónde rayos estamos? ¿Qué quieres de mí? -Sssssshhhhhh, ¿tú a qué le temes? -¿Qué? -¿A qué le temes? -¿De qué rayos hablas? déjame ir, mira yo no tengo dinero ni nada por favor déjame ir. -Sólo contesta mi pregunta, ¿a qué le temes? -No... no lo sé… a nada. -Jajaja mentirosa todos le tememos a algo, regresaré en una hora, tiempo más que suficiente para pensar tu respuesta. Sin decir más salió del lugar, no hizo caso a mis gritos o súplicas simplemente se fue. El tiempo pasaba y la ansiedad crecía y junto con ella la confusión. Después de la hora, o eso creo, regresó. -Y bien ¿a qué le temes? -No lo sé… odio las ratas creo, sí creo que le temo a las ratas. -No, no, tú no le temes a las ratas solo no te gustan a ver, piensa ¿a qué le temes? Un silencio tétrico lleno el ambiente, él solo me miraba fijamente esperando una respuesta. Pasó el tiempo y al no obtener respuesta se fue nuevamente. Así pasó un par de veces más, llegaba, preguntaba y al no tener la respuesta que quería se iba de nuevo. Pero la cuarta vez que bajó algo cambió. -¿A qué le temes? -Desde pequeña me daba miedo quedarme sola en casa, siempre pensé que algo me pasaría- al decir esto agache la cabeza, nunca lo había admitido y el hacerlo me hizo sentir vulnerable. Él esbozó una sonrisa, se acercó a mí y viéndome a los ojos dijo: -Bien pues veamos cuanto tiempo lo toleras. Tomó una llave y abrió el grillete, se levantó y rápidamente salió de la habitación cerrando tras él la puerta. ¿A qué rayos se refería con lo que dijo? ¿Qué rayos trama? Comenzaron a pasar las horas y aún cuando no tenía contacto con el exterior sé que comenzaron a pasar los días, en realidad no sé cuánto tiempo había pasado pero era el suficiente para empezar a desquiciarme, el estar sola, no tener contacto con nadie cada vez me alteraba más, él solo se limitaba a dejar comida por una ventanita de la puerta, jamás me habló, pero sé que me veía, lo sé, sabía que me observaba desde algún lugar. El tiempo pasaba y cada vez ansiaba más y más el hablar con alguien, esto me estaba enloqueciendo, traté de abrir la puerta e incluso intente cavar en el suelo, todo sin éxito, ya era insoportable, estaba llegando a mi límite, todos los miedos de mi infancia se hacían cada vez más grandes, no sabía cuánto tiempo soportaría. Un tiempo después abrió la ventanita pero esta vez no, no era comida lo que dejaba era una pistola junto con una nota que decía: TÚ PUEDES TERMINAR CON ESTO. Y entonces lo poco que quedaba de mi cordura me hizo entender, que él era el responsable de las otras muertes, sometiendo a la gente a sus miedos orillándolos hasta su muerte. En ese momento mi mente se mezcló, no sabía qué hacer, ¿debía hacer caso a su nota? o ¿debía tratar de resistir? deje el arma en un rincón y trate de pensar un poco. El tiempo pasó hasta que lo decidí, tomé el arma y sin más la puse detrás de mí oído derecho -Bien ¿eso quieres?, pues listo lo tienes. Estuve a punto de oprimir el gatillo cuando la puerta se abrió, aturdida, sin saber que pasaba subí las escaleras y salí, estaba en una casa y todo este tiempo había estado en el sótano de la misma, de pronto a lo lejos escuche el sonido de una patrulla y entonces lo supe, al sentirse descubierto huyó pero evito que me matara porque no podría ver el espectáculo que había planeado, o al menos eso quiero pensar. Lo que pasó después está de más contarlo, lo único que tal vez debes saber es que después de lo que me pasó algo en mí cambió y ahora yo sólo quiero saber…