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  • La sangre clama
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  • “¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano clama desde el suelo. Ahora estás maldito y la thumb|275pxtierra, que abrió su boca para recibir la sangre de tu hermano rechazará tu mano. Cuando trabajes la tierra, no te dará fruto. Vagarás eternamente sobre la tierra.” (Génesis, Capitulo 4, versículos 10-12).
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  • “¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano clama desde el suelo. Ahora estás maldito y la thumb|275pxtierra, que abrió su boca para recibir la sangre de tu hermano rechazará tu mano. Cuando trabajes la tierra, no te dará fruto. Vagarás eternamente sobre la tierra.” (Génesis, Capitulo 4, versículos 10-12). El hombre corrió mientras su corazón estaba inmerso en la desesperación y el susto producto de la culpa y la angustia; el esfuerzo por correr despavorido y la culpa hacen compras con sus latidos. “El chileno”, ladrón ingenuo y desde aquel momento un asesino, cargaba el arrepentimiento y la sofocación de sus pasos mientras trataba de escabullirse de “los lobos azules” de la ciudad. -No es mi culpa, no es mi culpa, se cruzó en mi camino, eso es todo- así pensaba tratando de huir de su cometido en su propia mente, pero nada. Escuchaba los pasos secos y rápidos que le perseguía por detrás que cada segundo parecía oír que son cientos o miles, sin embargo no miraba atrás. De repente aparecieron gritos mezclados de rabia y dolor que tal vez ensordecería los oídos del asesino. - Que hice no debía ser él, no el- pensó una y otra vez. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los tres policías no lo alcanzaron por la velocidad de un ladrón que solo sabía robar, era la primera vez que iba a cometer un asesinato. En una calle oscura en plena noche, “el chileno” logro esconderse en una casa abandonada, cuyo ambiente acompañaba la tenebrosa escena. A diez calles detrás de él estaba la calle amontonada, con la sangre pintada que brotaba de un cuerpo que perteneció a un niño de 8 años. A su lado una madre consternada con un rostro bañado con sus lágrimas y mirando al cielo clamando justicia. “El chileno” no podía mas con sus jadeos, no pudo contener con su cuerpo agotado. Se arrincono en la esquina de esa casa abandonada para tomar sus bocanadas de aire para luego reincorporarse y buscar algo de agua para limpiar su rostro. Al patio encontró una alberca con agua turbia, pero qué más da, cualquier cosa basta. Después de limpiar su rostro se detuvo un momento más tratando de calmarse mientras su rostro se seca por una brisa fría y de olor a alcantarilla. - Perdón a la madre, no quería hacerlo, no debió ser él. No le fue bien en los últimos días con sus fechorías, quería tener dinero y rápido. No tuvo para comer decentemente, su madre no tenía sus medicinas para su enfermedad, no podía levantarse de su cama. Estaba desesperado, menos de lo que está en este instante. Un hombre le dio un trabajo sucio, quería deshacerse de su hermano, un socio de su negocio. Le dieron instrucciones para matarlo mientras cerraba el local. Al comenzar esa misma noche “el chileno” espero en frente del local, en la calle no había mucha gente. Su víctima se mostró al salir y cerro el local, mientras tanto el ladrón se acercaba sigilosamente mientras estaba de espaldas, pero su víctima fue desconfiada. Al voltear su cuerpo miro a su victimario y emprendió huida. “el chileno” no tuvo buenos reflejos ni gozaba de puntería, fallo en dos ocasiones; una vez que su objetivo se acercaba a la esquina, el remedo de asesino tenía una sola oportunidad para hacer su cometido, pero con el ultimo disparo se acercó al costado izquierdo de su objetivo, pero el impacto perdido llego a aquel niño que corría inocentemente sin al amparo de nadie. “El chileno” tuvo que correr asustado por su error mientras que los tres policías comenzaron a perseguirlo después de enterarse de lo sucedido al alertarse por los disparos. “El chileno” permaneció sentado cerca de la alberca dentro de un rato para esperar a que la persecución cese; después de unos minutos observo sombras de individuos, al parecer pudo ser los policías merodeando en la calle penumbrosa. Varios minutos después las sombras desaparecieron. El asesino se incorporó lentamente en el rincón mientras sentía un poco de alivio. - Tal vez Dios o el diablo esta de mi lado, pero aun así tendrá su propósito- Pensó. Al dar un paso adelante escucho un estruendo de sonidos fuertes, con la fuerza de los truenos que el mismo asesino se tumbó al suelo, al parecer como gritos de miles de personas llorando de sus corazones desgarrados. - Debo correr, están llegando- así dijo “el chileno” al creer que era una turba al acecho. Desesperad amente corrió en busca de una salida, al buscarla encontró una ventana abierta en uno de los cuartos de esa casa. Al percatarse de no haber nadie, bajo rápidamente de la ventana, sin embargo, al dirigirse a la esquina más cercana a su derecha, observo que una sombra se acercaba rápidamente. El asesino reacciono corriendo al otro lado, hacia la otra esquina, al alcanzarlo observo que dos sombras más se acercaban hacia él. Desesperado el hombre corría para su “salvación”, lo gritos ensordecedores se hacían más fuertes y no cesaban. Mientras miraba hacia adelante miraba sus brazos exagerando su esfuerzo al moverse rítmica mente, de repente observo que mucha sangre manaba de sus manos. No hubo duda que “el chileno” gritaba con miedo al suceso, el pavor encegueció su mente y no pudo concentrarse en su huida, los ruidos aún se hacían más fuertes. De calle en calle corría, pero no pudo lograr al enfrentarse a la pared de un callejón sin salida. La sangre aún se derramaba de sus manos, después de sus pies y piernas. Envuelto como un ovillo reposándose de la pared solitaria observaba a las sombras acercándose y que cada segundo se multiplicaban a cientos a miles, a cantidades indistinguibles. Los gritos cesaron el instante. - ¿Quién los mando, de Dios que manda justicia, o del diablo que quiere disfrutar de mi condena? - Ni Dios ni el diablo nos mandó, aun de tus manos mana la sangre que derramaste y nos llama por justicia o por venganza. - ¿Entonces que quieren hacer? ¿Quiénes son ustedes? - Somos el mundo que dejo de existir por tu crimen, que ahora lloramos por él, hijos, nietos, hijos de sus nietos y muchos más, hijos de su sangre. Lloramos porque no existiremos, Dios tenga piedad a las almas que no van a nacer.- Así dijeron las sombras al unísono mientras la fuerza de su voz se acentúa por la ira- Justicia o venganza da igual, piedad solo lo veras en Dios, de las almas condenadas por tus acciones no lo tendrás, gracias a usted no conoceremos la piedad. Su cuerpo quedó inmóvil a pesar de sus esfuerzos, y vio a varias almas inmovilizándolo, mientras que las sombras acechaban a su cuerpo, “el chileno” solo pudo nada más que gritar. Dos médicos conversaban durante su ronda, mientras uno hablaba de un caso de recibió varios días antes, ese medico dijo que ese paciente es un problema pues no se sabe cuándo podrá salir, tal vez mucho tiempo; fue encontrado de un callejón sin salida gritando, por unos policías alertados por sus gritos, dijeron que era buscado por el asesinato de un niño inocente; lo encontraron con sus ojos y oídos sangrando. Esta aislado con una camisa de fuerza para no hacerse daño, ciego, sordo, adolorido, gritando sin cesar pidiendo que se callaran. Los gritos en su mente aun no cesan.