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  • The Call (La llamada)
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  • El teléfono suena continuamente en la mesa, haciendo un sonido un tanto molesta el cual nunca logro soportar, me acerco para ver quién es, es mi mejor amiga, Sarah, contesto con emoción. -Sarah, ¿cómo estás?- Un silencio me impacienta con cada segundo que pasa. -¡Ayúdame!, Cody, ¡Ayúdame!- mientras escuchaba su voz romperse mientras grita repetidas veces. -Sarah, ¿qué paso? ¿Qué tienes?, ¿en dónde estás?-. La llamada termina con un grito desgarrador por parte de ella. Hay un libro en su mano izquierda, no lo puedo ver bien, lo tomo y limpio la sangre que mancha el nombre de este. Empieza a llover.
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  • El teléfono suena continuamente en la mesa, haciendo un sonido un tanto molesta el cual nunca logro soportar, me acerco para ver quién es, es mi mejor amiga, Sarah, contesto con emoción. -Sarah, ¿cómo estás?- Un silencio me impacienta con cada segundo que pasa. -¡Ayúdame!, Cody, ¡Ayúdame!- mientras escuchaba su voz romperse mientras grita repetidas veces. -Sarah, ¿qué paso? ¿Qué tienes?, ¿en dónde estás?-. La llamada termina con un grito desgarrador por parte de ella. Yo me visto con rapidez, y salgo corriendo de mi casa, mientras con mi teléfono llamo a la policía, monto mi bicicleta y me encamino a la casa de Sarah. Al llegar, bajo de mi bici y corro a su puerta, está abierta, doy un paso, toda la casa está destruida, las paredes con marcas de uñas y hecha pedazos, rastros de sangre que conducen a el piso de arriba, todos las fotos y adornos que se encontraban allí, estaban rotos. Me dirijo a la sala un poco espantado, y veo un cuerpo tendido en el suelo, es una chica, me acerco más a ella, gritos salen de mi boca seguida de lágrimas, su cuerpo está destrozado, con solo verlo, casi siento lo que ella sintió, aunque supongo que es imposible. Hay un libro en su mano izquierda, no lo puedo ver bien, lo tomo y limpio la sangre que mancha el nombre de este. Umbras primogenitus (Sombras de los primogénitos), es el nombre de este extraño libro, lo meto en mi mochila mientas, me seco las lágrimas. -Tanto que te quería decir- digo entre dientes. Hago un intento por no llorar, pero es inútil. Grito lo más duro que puedo para llamar la atención de los vecinos en vano, ya que ninguno acude a mi llamado. Decido salir de este lugar de pesadillas. Al llegar a mi casa, me acuesto, y trato de conciliar el sueño, pero un recuerdo me inunda la cabeza. -El libro- digo en voz baja. Agarro mi mochila y cojo el libro. Aunque me de miedo, tratare de leerlo, pero solo con su nombre, me hace temblar y desconcierta todo en mi cabeza. Comienzo a leer la primera página. Las palabras estampadas en este pedazo de hoja, se hacen muy perturbadoras, hasta un punto de hacerse aditivas y hacer tus huesos temblar, pero te quedas con una sensación de más y más. Extrañas sobras me rodean, tratando de ahorcarme cada vez que me duermo, pero al abrir los ojos se desaparecen como si de luces se tratase, las cuales al apagarse, no queda rastro alguno de ello, pero sabes que están allí, siempre queda una de estas sombras, escondida en mi armario, vigilándome, para esperar que me logre dormir, para estrangularme y llevarme a los rincones más recónditos de la oscuridad, y transformarme en uno de ellos. Eso dice el libro, pero hay diferentes capítulos con incomparables historias, la más extraña es una llamada: Penumbras en mi cabeza. Mis ojos no podían soportar tales historias, en las cuales todas terminan de una manera aterradora. Bajo el libro de mis ojos. Y me quedo observando el oscuro pasillo. Empieza a llover. Cae un relámpago. La luz que suelta este me deja no perder de vista la silueta de una mujer, la cual por cada relámpago que cae, se acerca más a mí, yo corro y sierro la puerta, pero al caer el último de estos, la mujer se encontraba en mi cama, llorando. Susurraba -¿Por qué no me ayudaste?-. -¿Sarah?-. -¿Por qué no me ayudaste?-. -No pude hacer nada-. -¡Por qué no me ayudaste!- grita brincando hacia mí. Comienzo a gritar, mientras siento su cuerpo comienza a desgarrar mi pecho, no puedo hacer nada. Ella dice: -No nos volveremos a separar-. La luz comienza a tintinear y se apaga. Ojos salen de todos lados, observándome. Una macabra sonrisa sale de mi armario, mientras comienza a reír descontroladamente. Mis ojos se dilatan mientras veo esta sonrisa de esquina a esquina. La luz se enciende. -¿Qué he hecho?-. Ahora, no hay una noche que no vea a estas apariciones, cada vez más cerca de mí. Las veo, comienzo a reír y a decir: -No estoy solo, no, no, no lo estoy-. Cada día las veo, pero no, no, ellas son mis amigas, mis amigas, la sonrisa, siempre resaltante, en mi armario, apareciendo, y desapareciendo, ¡jajaja!, pero no, no, ellas son mis amigas. Salgo, ese lugar en el cual no podía respirar, y mi cuerpo se volvía denso, me encamino a alli, Ese lugar donde todo comenzó, donde poder desahogarme, este deseo insaciable, no aguanto más. Ya estoy en la casa, digo, chicos ya estoy en la casa. Su voz sutil llamándome, preguntado si soy yo, mientras yo respondo: -Sarah-.