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  • Un Extraño en el Picnic
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  • "Ha llegado el momento", dijo el padre. "Tenemos que salir a un lugar agradable, nos vamos a tener un día de campo. Haz unos emparedados, Xander" me pidió. Estiré la mano y agarré el pan. La madre abrió la nevera y cogió carne, lechuga y queso.right|398px "¿Qué demonios?", me pregunté. "Oooh, seguro es papá", se burló Rena. Elanor y yo corrimos hacia delante solo para ver un espectáculo aterrador. Esa gente que apareciese enfrente de casa, por la calle, estaba allí. Y de una cruz colgaba Rena. Llegamos justo a tiempo para verla morir.
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  • "Ha llegado el momento", dijo el padre. "Tenemos que salir a un lugar agradable, nos vamos a tener un día de campo. Haz unos emparedados, Xander" me pidió. Estiré la mano y agarré el pan. La madre abrió la nevera y cogió carne, lechuga y queso.right|398px Hice cinco sándwiches, uno para el padre, uno para la madre, uno para mí y uno para cada uno de mis dos hermanas, Rena y Elanor. Nos pusimos nuestros zapatos, y nos metimos en el coche. El momento en que salimos de la casa, cruzando el umbral, sentí una presencia extraña. Había gente desconocida enfrente de la casa, que se fue retirando con la mirada sombría. Cuando llegamos al centro de recreo, mis hermanas exhalaron alegres gritos, lo que me enfadó. Odio cuando alzan tanto la voz. Digamos que yo siempre estoy cabreado, pero no iba a dejar que eso me afectase, sin embargo. Hoy sería especial. Hoy sería un día perfecto. Nos comimos los bocadillos, y el padre nos sugirió correr por un tiempo. Rena, Elanor y yo marchamos cerca del bosque, entonces oímos algo. "¿Qué demonios?", me pregunté. "Oooh, seguro es papá", se burló Rena. Elanor estaba asustada. La abracé y le aseguré de que todo estaba bien. Nos aventuramos más lejos en el bosque, donde resonaron con mayor fuerza esos ruidos extraños. Elanor se puso a llorar, así que me quedé a consolarla. Pero Rena había desaparecido. Escuché su grito de ayuda muy cerca. Elanor y yo corrimos hacia delante solo para ver un espectáculo aterrador. Esa gente que apareciese enfrente de casa, por la calle, estaba allí. Y de una cruz colgaba Rena. Llegamos justo a tiempo para verla morir. Uno de ellos sacó un arco y un carcaj lleno de flechas. Elanor y yo huimos. Me volví para ver si estaba con Elanor en el momento en que oía el rasgueo de la flecha y el quejido de mi hermana, pero... Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas. Una de las personas apareció ante mí. "Fuera de mi camino, ¡maldito desgraciado!", grité, empujándolo contra un árbol. Escapé del bosque para encontrarme a mis padres llorando sobre los cadáveres de mis hermanas. Todo se volvió negro. Me desperté, ahora en una iglesia. Había un ataúd abierto, era un funeral. Quien descansaba al interior de este, era yo... Se trataba de mi funeral. Me desmayé de nuevo, despertando en el infierno, puesto en lo alto de una cruz. Esas misteriosas personas vagaban junto a mí. Todo lo que hice antes fue obra de mi imaginación, de un delirio. Esas personas no estaban allí, ya estaban muertas, como yo. Categoría:Fantasmas