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  • Vicente
  • Vicente
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  • Archivo:Ash_sin_gorra.pnges el personaje principal de Pokemon la aventura
  • Vicente invariable Catégorie:Prononciation manquante 1. * prénom masculin 2. * nom de famille
  • Una ventana en la parte alta de la pared derecha, iluminaba violentamente con el destello solar de fuego la parte opuesta de la habitación. El chorro lumínico dividía drásticamente la estancia en dos. Una recortada línea separaba la oscuridad plena de la gracia cromática de la luz. Su cara se volvió a desencajar y no pudo contener una nueva arcada que le hizo vomitar bilis y pocos restos del alimento anterior. Luego volvió a llorar y a apretarse las piernas contra sí acurrucado en su rincón. Transcurrido un rato sus facciones se relajaron para espatarrar seguidamente los ojos pensando…
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  • Archivo:Ash_sin_gorra.pnges el personaje principal de Pokemon la aventura
  • Vicente invariable Catégorie:Prononciation manquante 1. * prénom masculin 2. * nom de famille
  • Una ventana en la parte alta de la pared derecha, iluminaba violentamente con el destello solar de fuego la parte opuesta de la habitación. El chorro lumínico dividía drásticamente la estancia en dos. Una recortada línea separaba la oscuridad plena de la gracia cromática de la luz. En un rincón de la parte clara del cuarto se encuentra un cuerpo desnudo, un cuerpo de hombre que acurrucado en el suelo yace dormido. Su postura fetal hace adivinar la inseguridad en la que se haya sumido. De repente sus ojos se abren quedando fijos en la parte obscura de la estancia, una mueca de terror se apodera de su faz y se incorpora rápidamente acuclillándose en la propia esquina donde dormitaba. Sus ojos se enrojecían y su cara se desencajaba mientras las lágrimas fluían mojando sus mejillas. Su boca sollozaba sonidos de reprimidos llantos mientras su nariz goteaba incontenibles mucosidades producto del desgarrador sofoco. Su acuosa mirada se dirigía a una imagen creada por la línea divisoria entre la luz y la sombra. En ella unas zapatillas de paño se seccionaban por la mitad dejando al descubierto sólo la parte delantera. Colocadas exhaustivamente una al alado de la otra, se hacían el objeto de sufrimiento del hombre, y su mente comenzó a pensar. No se ha ido, esta ahí, sigue observándome. Pero ¿Qué quiere?, ¿Por qué no me habla? Lleva desde ayer oculto, vigilándome, sin decir nada, sin moverse. Creo que le divierte hacer esto conmigo, creo que es un perturbado que disfruta viendo mi sufrimiento. Pues no voy a seguir dándole más diversión. Dejaré de llorar como una nena y me compondré. Sí, eso es lo que haré, lo ignoraré y lo aburriré, de esa forma no tendrá mas remedio que irse y me dejará en paz. Ha pasado un rato y no se ha movido. ¡Maldita sea! ¿Qué quiere?, ¿Por qué no se mueve? Igual… igual está ¡muerto!, ¡Si, por eso no se mueve, es por que esta muerto! ¡Oh Dios mío, llevo días conviviendo con un muerto! Su estómago empezó a revolverse y una sensación de vómito se contuvo en su garganta. Luego siguió pensando. Si lleva varios días muerto, estará podrido, estará hinchado, deformado, sus ojos estarán fuera de su sitio, su piel se habrá resquebrajado debido al hinchazón, su boca estará entre abierta y su lengua se saldrá de su cavidad. ¡Dios, Dios, es repugnante! Igual tiene gusanos, gusanos que le han comido el rostro y que se le meten por la boca y la nariz, o lo han comido los párpados y tienen los ojos como primer manjar en estos momentos. ¡No!. No puede ser. Si así fuera estaría la habitación apestada de mal olor, y yo me habría dado cuenta. O ¡Quizás no! si llevo tantos días junto a él, me habré acostumbrado y ya mi nariz no aprecia el pestilente hedor. Su cara se volvió a desencajar y no pudo contener una nueva arcada que le hizo vomitar bilis y pocos restos del alimento anterior. Luego volvió a llorar y a apretarse las piernas contra sí acurrucado en su rincón. Transcurrido un rato sus facciones se relajaron para espatarrar seguidamente los ojos pensando… ¡Un momento! ¿Dónde estoy? ¿Qué es esto? Parece una celda, ¡si esto es una celda! Seguramente él será mi compañero, ¡No un cadáver en putrefacción! ¡Si! Que tranquilidad. ¿Qué habrá hecho? ¿Por qué le habrán encerrado? ¡Un asesino! ¡Un psicópata! ¡Si, por eso no se mueve, porque está estudiando la mejor forma de degollarme! Esta intentando desesperarme para después matarme de la manera más cruel. Oh Dios mío, estamos como al principio, ¿Por qué no me asesina ya? ¡Quiero morir!, no aguanto más esta situación. De repente volvió a llorar excretando todo tipo de salivas y mucosidades. Sus intestinos rugieron y un hilillo de heces rompió en unos incontrolables efluvios diarreicos que le mancharon todas las piernas. Luego se calmó, y mirando fijamente a su verdugo cambio la cara transformándola en la de un cruel sádico. Mira lo que has hecho. ¿Estas contento? He llorado como una mujerzuela y me he cagado como un cobarde. Pero ¡no!, ya se ha acabado. Saltaré sobre ti sin avisar y de un bocado te arrancaré la nuez, no voy a dejar que te burles más de mi, ni que acabes conmigo como sabe Dios con cuantas otras almas inocentes. ¡Si, me abalanzaré sobre ti y te destrozaré antes de que puedas reaccionar! A la velocidad de un rayo se levantó y se lanzó sobre su contrincante, resbaló con la pierna derecha en sus propias heces, y patinando por el pulido suelo atravesó la frontera de la oscuridad chocando violentamente con su asesino. Se levantó con el reflejo de la muerte en su cara y descubrió un camastro con las mantas revueltas, un pijama abandonado sobre la almohada, y un par de zapatillas de paño colocadas en el suelo al pie la cama. Luego una voz que retumbó al otro lado de una puerta que apareció de golpe decía… -Vicente, ¡ya estamos otra vez!