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  • Kelkannis Evisser
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  • Evisser nació en Sophano Secundus, y pasó sus primeros años siendo un adepto del Administratum en Solshen XIX. Más adelante, una partida de guerra Orka descendió sobre el planeta y lo redujo a escombros. Evisser sobrevivió, pero la experiencia lo cambió, rechazando el volver a realizar las tareas del Adinistratum. Creía que los Orkos habían sido de hecho un instrumento de la voluntad del Emperador, y que había sido elegido para cuidar del rebaño de éste último. Comenzó a predicar, y mundos enteros clamaron por que los visitara. Parte del éxito de Evisser consistía en que representaba la esperanza de que incluso la gente más humilde pudiera significar algo para el Imperio.
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  • Evisser nació en Sophano Secundus, y pasó sus primeros años siendo un adepto del Administratum en Solshen XIX. Más adelante, una partida de guerra Orka descendió sobre el planeta y lo redujo a escombros. Evisser sobrevivió, pero la experiencia lo cambió, rechazando el volver a realizar las tareas del Adinistratum. Creía que los Orkos habían sido de hecho un instrumento de la voluntad del Emperador, y que había sido elegido para cuidar del rebaño de éste último. Comenzó a predicar, y mundos enteros clamaron por que los visitara. Parte del éxito de Evisser consistía en que representaba la esperanza de que incluso la gente más humilde pudiera significar algo para el Imperio. Evisser realizó varios milagros. Acudió al corazón de una zona de cuarentena en una de las ciudades bajas infestadas por la peste de una de las colmenas del puerto de Trepytos, y permaneció allí durante seis meses, suavizando las últimas horas de millones sin resultar afectado lo más mínimo por la enfermedad. Cuando un levantamiento de mutantes amenazó el Mundo Forja de Magnos Omicron, Evisser caminó milagrosamente sin resultar herido a través de los disparos para hablar con el líder rebelde y convencerle de que dejara las armas y volviera al yugo imperial. Se cuenta que cuando Evisser bajó por la rampa de su lanzadera al llegar a Farfallen todas las flores del planeta se abrieron repentinamente. A donde quiera que Evisser fuera, la Disformidad se apaciguaba y las naves le seguían, dando origen con ello a la Senda de San Evisser. Bendijo las torres de Volcanis Ultor, las forjas geotermales subterráneas de Magnos Omicron, los campos de Victrix Sonora, los océanos de Solshen XIX, y todas y cada una de las estrellas de la Senda. Pronto, las especulaciones sobre su santidad desaparecieron, y la gente comenzó a referirse a él como San Evisser. Para cuando el tribunal de beatificación descubrió que tanto Evisser como su lugar de nacimiento estaban mancillados, ya era tarde. Evisser no podía ser marcado como falso profeta, so pena de desencadenar una nueva Plaga de Descreimiento, por lo que la Eclesiarquía decidió que su clero dejara de cumplir con su cometido hasta que la Senda desapareciera y Evisser pudiera ser olvidado. Cuando Evisser falleció, se le enterró en Volcanis Ultor.