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  • El ente de la máscara blanca
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  • Eso me repetía a cada momento en esta larga noche. Ya me había cansado de huir, de esconderme de él. Doce años duró mi encierro, cada día y cada noche recordando todo con exactitud. Recuerdo cómo temblé, recuerdo cómo el miedo se apoderaba de mí, recuerdo cómo él vestía, recuerdo lo que él se llevó; pero sobre todo, recuerdo esa horrible máscara blanca. Pero apenas el acero tocó su túnica, él se desvaneció en un movimiento brusco, que hizo que tropezara y cayera sobre Mary, clavándole el cuchillo en su pecho... Mis manos, manchadas con su sangre, con la sangre de ella... Y no la de él.
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  • Eso me repetía a cada momento en esta larga noche. Ya me había cansado de huir, de esconderme de él. Doce años duró mi encierro, cada día y cada noche recordando todo con exactitud. Recuerdo cómo temblé, recuerdo cómo el miedo se apoderaba de mí, recuerdo cómo él vestía, recuerdo lo que él se llevó; pero sobre todo, recuerdo esa horrible máscara blanca. Ser un empleado del ministerio nunca fue algo sencillo: el estrés, la rutina y la presión de tus superiores termina inundando tu mente de enojo y tristeza, así como el cielo se llena de nubes oscuras listas para desatar una tormenta. La única que podía aliviarme era ella, Mary, mi prometida. Ella me amaba con toda su alma, y yo la amaba de la misma manera; pero, como podrás haber intuido, nuestra historia terminó de la peor manera posible. Volvía a mi hogar a altas horas de la noche, nunca me había sentido tan miserable en toda mi vida, me habían despedido; sin trabajo, sin dinero, mi vida se había vuelto un desastre, incluso tuve que aplazar mi boda y la fecha quedó sin definirse. Nuestra casa era de las "normales", me refiero a esa típica casa con un jardín delantero, de dos pisos con ático, una chimenea en la sala y 3 dormitorios, ya que ambos habíamos pensado en tener hijos algún día. Entré a mi hogar y me dirigí a la sala... Y lo vi. Una figura fantasmal flotando sobre el piso, que llevaba puesta una túnica negra de seda que parecía reflejar la luz de la chimenea, cuyo rostro cubierto por una máscara blanca de porcelana no tenía ningún rasgo, a excepción de dos grandes círculos negros en el lugar de sus ojos. Y sobre el piso yacía su cuerpo, el cuerpo de Mary, muerta... El ente me miraba directo a los ojos... Quedé paralizado del miedo. ¿Pero quién es él? ¿Es humano? ¿Por qué está inmóvil al igual que yo? Empecé a caminar lenta y cautelosamente hacia la cocina, que se encontraba a solo unos pasos de donde estaba, conectada a la sala. Sin despegar mi vista de ese espectro, cogí un cuchillo y corrí hacia él, apuntando el arma en donde debería estar su corazón. Pero apenas el acero tocó su túnica, él se desvaneció en un movimiento brusco, que hizo que tropezara y cayera sobre Mary, clavándole el cuchillo en su pecho... Mis manos, manchadas con su sangre, con la sangre de ella... Y no la de él. No sentí tristeza, ni siquiera pena, mis sentimientos parecían haber sido removidos de mi mente... Ahora lo único que sentía era miedo e ira... Me senté en el sillón próximo a su cadáver y me quedé observándolo por horas, mientras limpiaba la sangre de mis manos y de mi cuchillo con el saco que yo tenía puesto. Soñé sobre ello, todas las noches el mismo sueño: entraba en mi casa, lo veía a él, intentaba matarle y en el intento remataba a la que pudo haber sido mi esposa... Pero ayer el sueño fue distinto. Soñé que estaba en un bosque frondoso e inundado de una neblina espesa, caminaba sin rumbo sosteniendo una linterna, alumbraba un árbol a la distancia y lo veía a él, veía su mascara flotando en medio de la oscuridad. Es por ese sueño que decidí salir de ahí, y ahora, por motivos del destino, estoy en ese mismo bosque, los árboles son igual de frondosos y la neblina es igual de espesa, pero algo cambia ahora, ahora yo tengo un revólver cargado con 6 balas, listo para matar al ente de la máscara blanca... Y tal como soñé, vi su máscara flotar en medio de la oscuridad. No soy el mismo idiota que se encontró con él por primera vez, él se llevo a mi amada y a mi alma, ahora mi único destino es matarlo, no importa si estoy también destinado a morir por ello. Apunté con mi arma a su rostro y disparé hasta vaciar mi pistola, pero él seguía de pie y se acercaba. Por cada paso que daba, mi corazón latía más rápido. El caminaba tranquilamente, como si fuese el guerrero victorioso, y lamentablemente era así. Él logró su cometido. Ahora mi vida dependía de su voluntad. Los latidos de mi corazón parecían ya una máquina sobrecargada, y latió así hasta que él se acercó tanto que su rostro casi tocaba el mío... Ahí, mi corazón paró y me desplomé en el suelo fangoso. Él había ganado. Categoría:Fantasmas Categoría:CO Categoría:Sueños/Dormir