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  • La casa de los tubos
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  • ¡Hola! espero estén bien, pues yo no lo estoy desde hace un buen tiempo... Soy un hombre de 50 y tantos años de edad, mi nombre no importa tanto, sólo mi historia, que en breve se las haré saber, normalmente no la cuento más que a mis seres queridos, pero me sirve de catarsis. Hace ya cerca de 20 años atrás que me sucedió lo que nadie quisiera vivir, en aquel entonces yo vivía una vida tranquila con mi bella esposa y mi hermoso hijo de 7 años solamente, buscábamos casa para habitar de buen nivel, pues mi puesto me lo permitía.
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  • ¡Hola! espero estén bien, pues yo no lo estoy desde hace un buen tiempo... Soy un hombre de 50 y tantos años de edad, mi nombre no importa tanto, sólo mi historia, que en breve se las haré saber, normalmente no la cuento más que a mis seres queridos, pero me sirve de catarsis. Hace ya cerca de 20 años atrás que me sucedió lo que nadie quisiera vivir, en aquel entonces yo vivía una vida tranquila con mi bella esposa y mi hermoso hijo de 7 años solamente, buscábamos casa para habitar de buen nivel, pues mi puesto me lo permitía. Vimos infinidad de casas por toda el área metropolitana de Monterrey y ninguna nos llenaba el ojo a mi esposa y a mí. Ya de regreso a nuestra casa rentada en una colonia cercana a la Pastora, cuando al pasar por la iglesia del Cristo de la Montaña en el sector de Contry en la ciudad de Guadalupe, N.L., vimos una casa algo extraña y en obra gris todavía que nos llamó la atención, y decidimos ir a verla. Llegando a ella vimos que estaba en venta, y apuntamos los teléfonos, y decidimos comunicarnos para hacer una cita y preguntar por la casa... Me atendió vía telefónica un hombre ya grande (O así me pareció), su voz denotaba cansancio, y pactamos la cita para el martes, era sábado, así que esperamos a la fecha convenida... Llegó la fecha y fuimos mi esposa, mi pequeño hijo y yo, nos topamos con un hombre relativamente joven (Unos 45 años más o menos), pero se veía cansado y avejentado, no quise preguntar la razón, me pareció de mala educación, ya después de la presentación fuimos directo al grano, ver la casa por dentro y preguntar costos y financiamientos... Ya dentro nos dimos cuenta que lo extraño del exterior de la casa no era nada comparado al interior lo cual la hacía más misteriosa, pues eran cuartos redondos con pasillos circulares, escaleras por aquí y por allá, era de tres plantas, pero la planta más alta era en realidad la de la entrada, las otras dos estaban empotradas en el cerro, un caos arquitectónico maravilloso. El hombre nos contó una historia algo triste sobre la casa, nos decía que un hombre muy feliz con su esposa e hija, que desgraciadamente estaba lisiada y en silla de ruedas, querían construir una casa ad hoc para ella, donde se sintiera cómoda y por eso del diseño y de las formas de la misma, pero sucedió una tragedia en su segunda visita a la casa, la niña de una forma desconocida tuvo un accidente y cayó por unos de los ventanales. Nos quedamos atónitos mi esposa y yo, y después de despertar del letargo de la noticia, me di cuenta que mi hijo no estaba al lado de mi esposa, le pregunté por él y me dijo que hacía un instante que estaba allí con ella. Lo buscamos por todos lados y no aparecía y cuando llegamos a un ventanal inconcluso como lo estaba en realidad toda la casa, estaba ahí parado enfrente del vacío y decía algo que no logré entender, pero en realidad no nos lo decía a nosotros, sino que platicaba con alguien supuestamente a su lado... De repente gimió y dijo "¡No! ¡No quiero hacerlo!" casi gritando, nos acercamos a él, pero en eso saltó por el ventanal, o mejor algo lo empujó, lo sabemos bien porque él no haría algo así, por lo que dijo antes de hacerlo y por la fuerza con la que saltó, nos acercamos al ventanal maldito y vimos como yacía nuestro pequeño en las rocas del cerro en el cual estaban los cimientos de esa casa... Bajamos con él y gritamos, lloramos, nos desesperamos tanto, vino la ambulancia pero él ya se había ido de nosotros, y pudimos constatar que en su espaldita había unas marcas de manos las cuales se veían con ese margen rojo, que nos decía que él había visto y sentido algo extraño antes de su salto a la muerte. Su sepelio fue muy triste, yo traté de soportar todo y de sostener a mi esposa, que cayó en una depresión inmensa, que la llevó al suicidio 6 meses después de la partida de mi bebé, no pudo más y se cortó las venas en nuestro baño, en esa casa de renta, la encontré después de trabajar, desangrada y con cara de tristeza plena. Caí en depresión yo también, pensé en el suicidio muchas veces, pero me acobardé, y solo podía ver a mi esposa y mi bebé juntos, y me invadía la soledad, la tristeza y el coraje... thumb|328px|Casa de los Tubos ubicada en Monterrey, Nuevo León, México. Poco después leí un poco más sobre esa casa maldita en obra gris, supe que la llamaban "La Casa de los Tubos", por su forma y los tubos que la conforman, y que había muerto una pequeña, aquella que nos contó aquel hombre, que en realidad era el papá de esa niña, y que su esposa ya había fallecido también por una razón desconocida, que además habían fallecido un albañil y un maestro de obra... Me duele recordar y cada vez que paso por ahí, mis lágrimas recorren mi rostro, y me parece ver a lo lejos en ese ventanal a mi pequeño y a una niña en silla de ruedas a su lado diciéndome adiós...