PropertyValue
rdfs:label
  • Una de tus amigas morirá
rdfs:comment
  • Yo vivo en un pequeño y tranquilo pueblo en Uruguay. Este pueblo, al ser tan tranquilo, hace que las adolescentes en busca de aventuras. Éramos mis 3 mejores amigas y yo, siempre al acecho de cualquier cosa que nos sacara de la rutina, y desgraciadamente una noche encontramos una de esas "cosas". De pronto Carol, hizo una pregunta que a mi personalmente, no me gustó nada: -Vámonos, ¡ahora! Yo no me lo pensé dos veces, Analia recogió la copa apresuradamente y salimos a toda carrera del cementerio. -Y no será de muerte natural.
dcterms:subject
abstract
  • Yo vivo en un pequeño y tranquilo pueblo en Uruguay. Este pueblo, al ser tan tranquilo, hace que las adolescentes en busca de aventuras. Éramos mis 3 mejores amigas y yo, siempre al acecho de cualquier cosa que nos sacara de la rutina, y desgraciadamente una noche encontramos una de esas "cosas". Maria, una de mis amigas, tiene una casa de campo, donde antes nos invitaba a pasar el fin de semana. Era en esta casa de campo, donde nosotras encontrábamos, nuestras tan buscadas, aventuras. Lo que comúnmente hacíamos era jugarnos apuestas de quien de las cuatro se animaba a ir al campo de noche y quedarse allí sola cierto tiempo, o cosas por el estilo. Pero aquella vez queríamos algo mas fuerte. Así que decidimos ir al cementerio, y allí jugar a "juego de la copa" (para los que no lo conocen, se tiene que poner un tablero con todo el abecedario escrito, y la copa en el medio, luego se invoca a algún espíritu, y se empieza a realizar preguntas. La copa se moverá por el tablero eligiendo las letras correspondientes para contestar a tus preguntas, en caso de que la copa se rompa, se dice que el espíritu persigue a los que se atrevieron a molestarlo), un poco antes de las doce, nos encontrábamos delante de las puertas del cementerio, (elegimos las doce de la noche, para que fuera más terrorífico), entonces entramos saltando los grandes portones. Esa noche era cálida, pero el cielo estaba despejado, sin estrellas. Empezamos a recorrer y, al llegar justo adonde nos pareció que era el medio del cementerio, nos paramos y comenzamos el juego. Confieso que al principio, cuando Maria empezó a hacer las preguntas, la copa no se movía sola, sino que yo me encargaba de hacerlo, y cuando las chicas se dieron cuenta se echaron a reír, creo que ellas por un momento habían pensado que este juego sí funcionaba, como pudimos comprobar más tarde. De pronto Carol, hizo una pregunta que a mi personalmente, no me gustó nada: -¿Moriré pronto?, entonces la copa empezó a moverse muy despacio al principio y luego más rápido, las chicas y yo conteníamos el aliento, y lo que contestó nos hizo poner los pelos de punta: "Tú pronto no morirás, pero tu amiga más querida no correrá tu misma suerte", entonces Analia me miró, y me dijo: -Eso fue de muy mal gusto, pero yo le contesté que yo esta vez no había movido la copa. Antes de que Ana pudiera replicar, la copa agregó: "Y no será por muerte natural". Analia me miró enfadada, pero no pudo decir nada por que Maria nos dijo: -Vámonos, ¡ahora! Yo no me lo pensé dos veces, Analia recogió la copa apresuradamente y salimos a toda carrera del cementerio. Cuando llegamos a la casa, nos acostamos e intentamos dormir, cosa que no nos fue fácil, pero conforme pasaban las horas, íbamos cayendo una a una en sueños inquietos. A la mañana siguiente, cuando me desperté el cuarto estaba a oscuras, así que me levanté y prendí la luz. Maria estaba sentada en un rincón de la habitación, con las rodillas entre los brazos, y amacándose para delante y para atrás, con los ojos fijos en la cama de Analia. Me acerqué lentamente a la cama donde dormía Analia. Ese fue el peor momento de mi vida. La muchacha esta tumbada con los ojos abiertos, ojos sin luz, el rostro pálido como la cera... Creo que mis chillidos debieron de oírse a un kilómetro de distancia. Dos horas más tarde, habían sacado el cuerpo de Ana, sin vida de la habitación, y le habían dicho que la muchacha había muerto de un ataque al corazón, una muerte muy natural, ya que las experiencias que había vivido la noche anterior eran muy fuertes, además muchos miembros de la familia de Ana habían muerto de esta enfermedad. Pero nosotras sabíamos que eso no podía ser verdad, sobre todo cuando más tarde encontramos una copa debajo de la cama de Ana que reconocimos como la copa con la cual habíamos estado jugando la noche anterior. Desde ese día Carol, Maria y yo somos muy diferentes. Carol intentó quitarse la vida 3 veces, yo una. Maria, desde aquella mañana, solo ha dicho una frase: -Y no será de muerte natural. Aunque parezca imposible, Carol y yo nunca tuvimos éxito cuando intentamos quitarnos la vida, es como si algo nos obligara a seguir viviendo, como un gran castigo por haber jugado con lo que no se debe. En este momento, lo único que deseamos es solo una cosa: estar muertas. Categoría:Rituales Categoría:Mentes trastornadas