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  • Leo the Dark
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  • Salió corriendo con los ojos llorosos un niño rubio — ¡mamá, mamá, la sombra tiene ojos!— grito él, bastante asustado y a punto de romper en llanto. Regresemos un poco el tiempo para saber porque estaba tan asustado. Ese mismo día… Era de tarde, el cielo estaba un poco nublado e iba a estarlo durante varios días ya que se aproximaba una tormenta. Fuera de una casa color beige, en el patio estaba un niño jugando felizmente con sus carritos. — ¡Chase apúrate ven a cenar!— se escuchó una voz femenina desde dentro. — ¡ya voy dame unos minutos!— respondió. —mama una niña afuera me estaba mirando mucho—.
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  • Salió corriendo con los ojos llorosos un niño rubio — ¡mamá, mamá, la sombra tiene ojos!— grito él, bastante asustado y a punto de romper en llanto. Regresemos un poco el tiempo para saber porque estaba tan asustado. Ese mismo día… Era de tarde, el cielo estaba un poco nublado e iba a estarlo durante varios días ya que se aproximaba una tormenta. Fuera de una casa color beige, en el patio estaba un niño jugando felizmente con sus carritos. — ¡Chase apúrate ven a cenar!— se escuchó una voz femenina desde dentro. — ¡ya voy dame unos minutos!— respondió. El niño siguió jugando pero cuando levanto su cabeza se dio cuenta de que en una banca frente a su casa había una mujer viéndolo fijamente, ella aparentaba tener 17 años media un poco mas de un metro y medio, su piel era blanca, de cabello castaño y con muchas ondulaciones que a veces se hacian rizos algo grandes, ella vestía una blusa blanca de manga larga con un suéter rojo y unos pantalones a rayas blanco y negro, y unos botines negros no muy altos. Él le devolvió la mirada, sin embargo sus ojos cafes intimidaban, Chase tomo sus carritos y se metió rápidamente a su casa. —mama una niña afuera me estaba mirando mucho—. —ha de ser una viajera, quizá le pareciste lindo—. —me dio un poco de miedo—. —de seguro fue solo coincidencia, te has de parecer a alguien que ella conoce—. Los dos se sentaron en la mesa y comenzaron a comer, una vez terminaron Chase subió a su cuarto, se asomó por la ventana para poder observar esas nubes un poco amenazadoras que no le permitían ver las estrellas, noto entre la oscuridad a la misma mujer de hace rato, eso hizo que se asustara, cerro su ventana y sus cortinas y dejo encendida una lámpara que tenía a un lado de su cama. todo parecía normal, él ya estaba dormido sin embargo se despertó a eso de las tres de la mañana, como todo niño tenía miedo de asomarse fuera de sus cobijas pero recordó que había dejado la luz prendida, al ver su cuarto, por el rabillo del ojo pudo ver una sombra moverse a una gran velocidad. —tranquilo no es nada, solo es tu imaginación— pensó para tranquilizarse y volvió a dormir. A la mañana siguiente se despertó y se metió a bañar, fue algo incómodo ya que sentía como si alguien lo observara, cuando termino bajo a comer y allí estaba su mama, en la cocina tostando un poco de pan y guisando unos huevos los cuales le gustaban mucho. —Sirve jugo hijo— dijo ella al señalarle el refrigerador. —claro... ¿es normal sentir que me miran?...— pregunto el esperando una respuesta que lo tranquilizara. —Ella suspiro— a veces es nuestra mente jugándonos malas bromas—. —Pero también vi una sombra...— hubo un silencio, ella esta vez lo miraba un poco confundida. — ¿esa también es mi mente?...—. —si quieres puedes dormir conmigo ahora, ¿eso te haría sentir mejor?—. — ¡Claro!— dijo el feliz ante la pregunta de su madre. A medio día tuvieron una visita, era una mujer que traía consigo a un niño pequeño casi de la edad de Chase, ellas platicaban adentro mientras ellos jugaban en el patio trasero. — ¡¿capitán el barco se va a hundir que hacemos?!—. — ¡ponte un salvavidas, nadaremos a la orilla no está muy lejos!—. —señor, si señor— seguido de esto los dos rieron mientras fingían que nadaban. —Hemos llegado señ...— Chase no pudo terminar la oración. — ¿Qué pasa?— pregunto al ver sus ojos clavados en una parte de la pared de la casa. Chase salió corriendo con los ojos llorosos — ¡mama, mama la sombra tiene ojos!— grito el, bastante asustado y a punto de romper en llanto. —no llores, a ver, llévame a donde esta esa sombra con ojos— dijo levantándose de su silla. — ¡esta por aquí, sígueme! — la jalaba de la mano, pero al llegar esa sombra ya no estaba, no habían ningunos “ojos”. —Chase sabes que odio que mientas solo para llamar la atención, Henry vive a un kilómetro de aquí y es el único en este bosque que te visita para jugar, céntrate en el— dijo ella un poco enojada. —pero mama no estoy mintiendo, era más oscura que las demás sombras y tenía los ojos redondos y brillaban y…—. — ¡basta! ¿Henry tú también la viste? —. —p-p-pues no…—. —Quizá a tu hijo le hace falta dormir— dijo la otra mujer. —si quizá sea eso, lo lamento—. —no importa ya nos vamos para que descanse—. Se despidieron y después la mama de Chase prácticamente lo obligo a dormir y ya que lo castigo él durmió en su cuarto, ella bajo y acostada en el sillón se puso a ver television. Volteo asustada hacia atrás al escuchar algo de vidrio romperse. — ¿que fue eso? — se preguntaba, al investigar se dio cuenta de que era un florero que se encontraba anteriormente en el centro del comedor. — ¿cómo es que se cayó si estaba tan lejos de la orilla? — decía un poco desconcertada, se agacho y junto los vidrios, al levantarse vio una sombra moviéndose para poder desaparecer rápidamente de su vista. — ¿hay alguien ahí? — dijo mientras tomaba un cuchillo de la mesa y se dirigía lentamente hacia donde había visto esta sombra. Reviso toda la casa incluso se asomó afuera, pero nada, no había nada. —tranquila Clarice lo que dice tu hijo te está afectando— se dijo a si misma luego suspiro y siguió viendo la televisión. Nada volvió a pasar durante todo ese rato, solo algunas pequeñas sombras que eran su “imaginación”. Cuando se hizo de tarde ya el siguiente día, salió y se sentó en una silla admirando el lugar ya que la casa estaba enfrente de una carretera pero rodeada de árboles bastante altos, vio la banca de enfrente que estaba al cruzar, empezaban a caer gotas y de repente se desato la lluvia, no era muy fuerte pero habían algunos truenos y ella sabía que empeoraría. Se volteo para tomar unos dulces que tenía en una cajita de cristal pero al voltear había alguien sentada en la banca y se estaba mojando, ella no lo sabía pero era la misma persona de la que Chase le había hablado. — ¿cómo es que no la vi, habrá estado escondida entre los arboles? — pensó desconcertada, y era verdad estando la carretera tan larga ¿cómo no la vio?, tomo un puño de dulces para dárselos e invitarla a pasar pero al voltear ya no estaba. — ¡mama! — escucho un horrible grito por parte de su hijo desde dentro y salió corriendo para ver qué pasaba, paso por la cocina y tomo un cuchillo, subió las escaleras e intento abrir la puerta de una manera desesperada pues Chase gritaba con dolor desde dentro, pero tenía seguro. — ¡hijo que pasa abre la puerta! — gritaba desesperada, se deslizo al suelo recargándose en la puerta y comenzó a llorar, no podía abrir la puerta, era inútil y él estaba adentro sufriendo y ni siquiera sabía porque, de repente todo se quedó en silencio y se escuchó el seguro de la puerta, ella se apresuró a entrar pero al hacerlo vio a Chase tirado en el piso llorando con sus manos en la cabeza, él tenía muchas marcas, mordidas más bien con sangre que las cubrían. — ¡¿Chase que paso, quien te hizo esto?! — el no respondía solo lloraba, ella alcanzo a escuchar un me duele por parte de el casi inaudible. — ¡rápido hay que llevarte al hospital! — dijo mientras lo cargaba bajando las escaleras. —hay que…— abrió los ojos como platos al ver la sombra de la que Chase le había contado, esa más oscura que las demás con dos círculos brillantes como ojos se comenzaba a despegar de la pared materializándose, salió primero un brazo, luego la cabeza hasta estar completamente fuera frente a ella y su ensangrentado hijo casi inconsciente, se veía completamente negra pero esa oscuridad comenzó a moverse dejando ver que había una persona debajo de toda esa sombra, se recorrió toda hasta disolverse en el ojo derecho de aquella figura. —tu… eres tú?... — dijo desconcertada la mama de Chase, pues era la chica que había visto en la banca solo que ahora traía puesto un vestido negro con mangas blancas y un moño rojo a cada lado de la falda, unas medias a rayas blanco y negro, y unos botines negros de tacón corrido. —no puedo dejar que te lo lleves, huele bien… de seguro su… sabor es mejor— se dibujó una sonrisa insana en el rostro de la chica. — ¡¿estás loca?! ¡No dejare que le hagas daño, debí haberle creído! Perdóname hijo…— lo dejo en el suelo y ella se paró dejándolo detrás, apretaba entre sus manos el cuchillo apuntando hacia la chica. —bueno todavía no le he dicho mi nombre a mi cena, digo ya que todavía no se desmaya, me llamo Leonor pero me puedes decir Leo— dijo con un tono sádico. — ¡no me interesa tu nombre! — dijo encajándole el cuchillo en el abdomen a Leonor, pero su cara se llenó de sorpresa al ver que ella comenzaba a sonreír. —se lo dije a él no a ti estúpida— dijo abriendo mucho los ojos para envolverse otra vez en aquella oscuridad, parecía no haberle afectado en nada la apuñalada, de su espalda salieron dos sombras largas que parecían tentáculos después de eso todo se nublo. — ¿qué pasa, dónde estoy?— decía Clarice despertando, pronto se dio cuenta de que estaba colgando, muchas sombras la ataban al entrar y salir de la pared, se horrorizo y su rostro se llenó de lágrimas al ver a su hijo de la misma manera al lado de ella pero él además de las mordidas que ya tenía le faltaban pedazos de piel… de carne. —sabe delicioso…— Clarice volteo a ver a Leonor, estaba a punto de gritarle cuando la vio sentada en la silla principal de su comedor, con un platillo muy bien preparado frente a ella casi terminado, pero tenía la mitad del rostro cubierto de negro con un circulo brillante en vez de su ojo izquierdo, pero esta vez tenía una macabra sonrisa que casi llegaba al lado de este, en su cara normal su pupila estaba un poco más grande de lo normal y se mordía los labios. —t-te lo e-estas… comiendo— susurro. —Sí, sabe muy bien— dijo levantándose de la silla y acercándose a Chase. — ¡no lo toques! — grito alterada. —Míralo…— ella estaba solo a unos centímetros de la cara de aquel niño de solo 13 años, con su mano derecha sostenia su mejilla. —…el huele tan bien… pero tú— volteo hacia Clarice con una mirada de odio —eres una porquería, hueles horrible— Clarice se retorcía de dolor ella le estaba encajando sus tentáculos/sombras en todo el estómago y con otros estiraba sus piernas y brazos como si quisiera arrancárselos, ella gritaba. —Mama…— logro murmurar Chase increíblemente débil con sus ojos entreabiertos viendo casi perdidamente a Leonor la cual seguía enfrente de él. —Oh ya despertaste— se relamió los labios y se acercó hasta besar al niño. — ¡aléjate de el maldita! — grito, seguido de esto otro tentáculo entro a su boca cortando sus cuerdas vocales así ya no molestaría, solo miraba como esa chica de 17 años metía su lengua en la boca de su hijo, pero el solo era un niño, ella se separó de el después de varios segundos pero sus labios rozaban, ella mordió ferozmente su labio inferior con mucha fuerza hasta arrancarle un pedazo de este, lo mastico y lo trago caminando hacia su plato el cual solo tenía algunas sobras, Chase ni siquiera gritaba solo gemía de dolor, estaba demasiado débil. —que bien que tienes dulces, me vendrán bien ya que termine— dijo viendo la cajita de cristal con dulces de muchos colores dentro, Leonor aventó el comedor con sus tentáculos/sombras, tomo una silla y se sentó justo frente a Clarice, soltó a Chase y lo sentó en sus piernas él se recargaba en el pecho de ella y tenía la mirada perdida. Clarice forcejeo por última vez intentando liberarse, sus tentáculos tomaron forma de manos las cuales se encajaban en ella y le desgarraban la piel, mientras una sombra sostenía sus extremidades otra se dedicaba a cortarlas en pedazos, le abrió el estómago y comenzó a encajar una y otra vez sus tentáculos, el piso estaba lleno de sangre y esta salpicaba las paredes con la violencia con la que la desgarraba, estaba agonizando, a punto de morir. — ¿sabes? Yo no ando por ahí comiendo gente como loca, solo lo hago de vez en cuando, normalmente solo les hago lo mismo que a ti, pero no me pude resistir a Chase… ¿en serio creías que me ibas a ganar? — dijo en un tono cínico con una sonrisa leve acariciando el rostro del pequeño. —Yo controlo las sombras, me puedo convertir en una y al hacerlo puedo tomar la forma que yo quiera, todo tiene una sombra— dijo para agachar la cabeza y dedicarle otro beso a Chase esta vez más dulce y sin mordidas, soltó una carcajada que a Clarice, a pesar de estar ya casi muerta le causo escalofríos y dijo: Después de todo las sombras están en todas partes… Categoría:Mentes trastornadas Categoría:Fantasmas