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  • El perro te está mirando
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  • Mi mamá me levantó un lunes a las 5:40 a.m. como de costumbre, a lo que respondí lo típico. Me levanté de la cama, cansada y fastidiada por oír lo de siempre. Me bañé, sequé, peiné y vestí, luego tomé mi mochila, y una bolsa de plástico donde venía mi vestuario para un evento, huaraches de fomi, falda larga y blusa unidas de tela delgada, un tipo de corona con 1 pluma de color saliéndole por el centro, y como la tela del vestuario es delgado, llevaríamos otra ropa por debajo, claro que también el de escuela, pues era un evento de máximo 1 hora por lo menos, me despedí de mi mamá.
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  • Mi mamá me levantó un lunes a las 5:40 a.m. como de costumbre, a lo que respondí lo típico. Me levanté de la cama, cansada y fastidiada por oír lo de siempre. Me bañé, sequé, peiné y vestí, luego tomé mi mochila, y una bolsa de plástico donde venía mi vestuario para un evento, huaraches de fomi, falda larga y blusa unidas de tela delgada, un tipo de corona con 1 pluma de color saliéndole por el centro, y como la tela del vestuario es delgado, llevaríamos otra ropa por debajo, claro que también el de escuela, pues era un evento de máximo 1 hora por lo menos, me despedí de mi mamá. Tomé mi bicicleta que dejé afuera de la casa con las cadenas para que nadie se la llevara, quité el seguro y me subí a ella. El perro de la vecina me ladró como de costumbre, era el perro de la Sr. Alejandra y el Sr. Sebastián. por lo que le saqué la lengua rápidamente al animal ya que mis vecinos estaban ahí. Ese perro me odiaba, era de pelo negro, era gruñón, flojo y muy cariñoso con sus dueños (que en éste caso vendrían siendo mis vecinos). Comencé a pedalear hasta llegar a la escuela. Las chicas y yo comenzamos a cambiarnos en el baño. Nos tomamos como unos 30 minutos, no queríamos salir hacia el salón vestidas así. La pena nos vencía. Al 3r intento salimos corriendo, llegamos al salón, suspiramos de alivio, nos arreglamos el cabello, nos lo soltamos ya que era así, ya actuando en el foro, noté que un perro de pelo negro entró al salón, creí que los de mantenimiento lo sacarían, pero nadie fue. Ya en el salón, ya con el uniforme normal, noté que el perro curiosamente no estaba allí. Ahí todo bien, pero al llegar a la casa como a las 7 u 8 de la noche (que por cierto, yo tomaba clases de tiempo completo) mi madre dormía profundamente y prendí la televisión, tomé mi silla preferida, la cargué y la dejé a unos 5 cm. de distancia de la televisión, por alguna extraña razón me daba gusto estar de esa forma frente al televisor, me serví un cereal ya que la pereza me ganaba para hacerme algo más. Miré mi ventana y daba una vista exacta a la ventana de los vecinos, el perro de los vecinos me ladraba, se me quedaba viendo incómodamente sin ladrar y me gruñía, me sorprendió que el perro tenía cortadas en sus patas hechas por vidrio, y mordidas profundas en su estómago, lo que me incomodaba más, dejé mi cereal a un lado y toqué la puerta de los vecinos para hacer mi queja. ─Buenas noches Sr. Alejandra, perdón por tocar su puerta tan tarde, pero su perro me gruñe, ladra y mira incómodamente, y eso me molesta, ¿podría calmarlo? dije con una voz amable. La Sr. Alejandra cerró la puerta, entré a mi casa, terminé mi cereal y dormí, al día siguiente, al llegar de la escuela, extrañamente me llamó uno de mis 2 hermanos mayores, Carlos. No lo podía creer, colgué y me tiré al suelo llorando, sé que ese perro de los vecinos fue el que causó todo ésto, sé su odio hacía mí, yo atropellé a sus papás con mi bicicleta enfrente de él, ahora me doy cuenta de que quiere desquitar su venganza contra todos, si, dije TODOS, incluyéndote, me preocupa que me pasé algo a mí, a mi mamá, o a mi hermano Carlos.