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  • Luz: El Origen
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  • -Luz, ¿por qué esa cara?-preguntó su madre. Ella no entendía. No entendía que su hija odiaba cambiar de ciudad, de escuela, de casa... y por si fuera poco, Luz era hija única, estaba aburrida todo el día. Sola. Sin nadie con quién hablar. En fin. Siguió sin responder y se quedó viendo por la ventana. -Luz, querida-gritó su padre desde abajo-¿Por qué no sales un rato? -Por que tengo diez años, quiero ver la tele y no hacer nada por diez minutos-respondió ella. -Sólo ve afuera-interrumpió su madre. -Eres tú-susurró la extraña chica-¿Tú eres la que mandó al hospital a Stefanie Tharvara? -Pero...
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  • -Luz, ¿por qué esa cara?-preguntó su madre. Ella no entendía. No entendía que su hija odiaba cambiar de ciudad, de escuela, de casa... y por si fuera poco, Luz era hija única, estaba aburrida todo el día. Sola. Sin nadie con quién hablar. En fin. Siguió sin responder y se quedó viendo por la ventana. Luego de unas dos horas de estar claustrofobeando en el auto, llegaron a la nueva casa. No era la más grande de la ciudad, pero era bonita. Luz subió a su habitación. Era muy grande para ella sola. Era en esos momentos en donde comenzó a extrañar a su hermana. Recordó cuando la vió. Sintió que le ardía el pecho. Como si le hubieran dado una puñalada. Recordó ese momento, fueron solamente unos doce segundos, pero le pareció una eternidad. Se acordó de eso mientras se tiraba en el piso y se ponía los auriculares. La preciosa, pero triste canción la sumergió todavía más en el dolor. Cerró los ojos y vió los últimos momentos de vida de su hermana mayor: estaban en su antigua escuela, su hermana y ella estaban caminando a casa, después de que Carol la defendiera inútilmente de unas chicas que siempre la golpeaban. Esa vez, Luz había reaccionado muy mal: agarró el fierro de la parte de abajo de un pupitre y se lo clavó en el estómago a una de ellas. Luego de unos minutos de caminar en silencio, un auto paró frente a ellas, de él salió un hombre que estaba medio borracho, e intentó raptar a Luz. Carol, queriendo defenderla, recibió dos tiros: uno en el hombro y otro que le perforó el pulmón derecho, acabando con su vida. Luz luchó por no llorar. Odiaba llorar. Sintió que le ardía el pecho, que se le helaba la sangre. Luego sintió simplemente que alguien la miraba. se dio vuelta. Nada. No le dio importancia y creyó que era la culpa por lo que le había pasado a su hermana. -Luz, querida-gritó su padre desde abajo-¿Por qué no sales un rato? -Por que tengo diez años, quiero ver la tele y no hacer nada por diez minutos-respondió ella. -Sólo ve afuera-interrumpió su madre. La chica agarró su bolso, en él puso cuatro cosas: su cuaderno, un lápiz, un borrador, un sacapuntas y su cuchillo que siempre tenía cerca, por preucaución, como decía su padre, y se fue a la calle. Allí había algunos niños en bicicleta, otros cuantos jugando a la pelota. Luz se sentó en un banco de la vereda de su casa y comenzó a dibujar. Pasaron alrededor de unos veinte minutos, en eso todos se habían ido. Pero de nuevo, sintió el ardor en su pecho y también sintió que la miraban. Esta vez, no se atrevió a darse vuelta. Se quedó quieta. Paralizada por la curiosidad. -Dibujas muy bien-dijo la voz de una chica detrás suyo, los instintos de Luz fueron buscar su arma-... ¿Esto buscabas?-siguió pasándole su cuchillo a dos centímetros de su cara. Luz asintió y tomó el cuchillo, con la cabeza gacha, la chica siguió dibujando, hasta que esa muchacha dio vuelta el banco y se sentó a su lado a mirar el dibujo. La curiosidad la estaba matando, Luz alzó lentamente la mirada... el miedo más grande la invadió cuando vio a una pálida chica de cabello rubio, ojos completamente teñidos por la sangre, que también brotaba de ellos y algo que parecía un tatuaje con tinta negra cubriéndole la mitad de la cara hasta antes de la nariz, la miraba sonriendo psicóticamente. Luz siguió su mirada y no la miraba a ella, miraba el lápiz... que flotaba al lado de su cabeza... -Eres tú-susurró la extraña chica-¿Tú eres la que mandó al hospital a Stefanie Tharvara? -E... eso creo...-respondió ella con la voz temblorosa-¿Quién eres tú? -Eso lo sabrás luego, ahora debo irme. -¡Espera! Solo dime... ¿Qué les pasó a tus...? -¿Ojos? Sólamente hice que dejen de llorar. Luego te enseñaré... -Pero... La muchacha la saludó con la mano y se alejó, subiendo al techo de una casa y saltando te tejado en tejado... "Que dejen de llorar" pensó Luz. La chica rápidamente entró en su casa y buscó en internet información de lo que acababa de pasar. Encontró una historia en un foro que se titulaba "Just Don't Cry" (en español: solo no llores), la leyó una y otra vez. Supo que la chica se llamaba Dahl, que había matado a su hermana, que podía mover cosas con su mente, que le tenía un gran odio a la gente que lloraba frente a ella y que lo que le había pasado en los ojos fue que se cortó los lagrimales para dejar de llorar, y que hace eso con todos los que lloran, si es que ella los ve. Luz se preguntó si ella había sido la que hizo que el lápiz flotara... Luego de escuchar la canción "In My Heart" mientras leía por enésima vez la historia, su madre le dijo que bajara a comer. Luego escuchó unos gritos y bajó corriendo. Vió que en su comedor estaban... Stefanie y sus tres amigas amenazando a sus padres con matarlos si ella no venía. Tenía que hacer algo, pero... ¿Qué? Sus rodillas comenzaron a temblar (lo que hacen cuando estaba nerviosa), se arrodilló para pensar y decidió ir. Sin que la vieran, agarró la cabeza de Beatriz y le torció el cuello en silencio. Luego fue por Mara, pero Celestine la vió y le apunto con su arma en la nuca. Stefanie volteó y sonrió. -Pero miren quién apareció-dijo ella aplaudiendo mientras se le acercaba- ¿Sabes qué? ¡Tu me pagarás por las dieciocho semanas de hospital! Después de decir esto, se le abalanzó con un fierro en la mano. Ágilmente, Luz agarró la muñeca de la mano que lo sostenía y se la rompió, Stefanie calló al suelo, adolorida. Mara corrió hacia Luz, pero ella la agarró del pie y logró hacerla caer. Stefanie sacó un cuchillo casi tan pequeño como una navaja y la clavó en su pierna, haciendo que Luz estallara en risas. Sin pensarlo demasiado, se lo arrancó de la pierna y el dolor más agudo la invadió. Pero no reaccionó como una persona normal, comenzó a reirse como una psicópata. Clavó el arma en la espalda de Celestine y se la abrió. Con el cuchillo, le arrancó también la columna vertebral, haciendo que la chica comenzara a llorar y todos los presentes (incluyendo a Luz) quedaran manchados de sangre. Esto enfureció mucho a la niña, y sosteniendo el largo hueso, comenzó a clavarlo en la cabeza de Celestiene, que todavía estaba viva. -¡¡Basta!!-gritó Mara llena de horror-¡¡Detente, por favor!! -Claro-le susurró Luz al oído-. Pero... solo no llores... Al terminar esta frase, la trastornada chica de apenas diez años, levantó sus brazos, haciendo que todos los vidrios se rompan y se clavaran en las piernas y los brazos, provocando que Mara gritara y contuviera las lágrimas. Luz sonrió y sacó uno de los vidrios y se lo clavó a Stefanie en la cabeza, Mara no aguantaría mucho más que le estén sacando de esa forma los pedazos de cristal que tenía todavía en el cuerpo, y Luz estaba esperando eso, que llorara... poco a poco, la cabeza y la nuca de Stefanie quedaron adornadas con los vidrios de las ventanas. Cuando Luz llegó al último cristal, lo sacó, miró su reflejo en él y lo volvió a clavar en el estómago de Mara, quien no aguantó más y comenzó a llorar. Luz agarró el cuchillo más grande que tenía en la cocina, y sonriendo, le dijo: -¿No te dije que no lloraras?- la chica abrió el ojo derecho de Mara y le arrancó el párpado inferior, hizo lo mismo con el izquierdo. Cuando Luz terminó, le dijo que no le servía más. Con su mano, apretó muy fuerte el cuello de la torturada chica y no lo soltó hasta que sus manos se hubieran teñido de rojo. Después de esto, la soltó y se dejó caer en el piso, inundado de sangre. La chica se quedó así, riendo a carcajadas y revolcándose en su sangienta piscina. Todo para ella fue diversión, hasta que olló a su madre diciendo que llamaría a la policía. Obviamente, la diversión no había terminado aún. Antes de que su madre tomara el teléfono, ella agarró el fierro de Stefanie y se lo clavó en el cuello. Su padre se quedó paralizado, parado, en la cocina, mirando a Luz con terror. -Mami me traicionó-dijo Luz-. Y yo odio a los traidores... Antes de que pudieran hacer nada, Luz sintió que le tocaba el hombro una fría mano, volteó y vió a Dahl, más sonriente que nunca. Ella le entregó el cuchillo que había usado ella para sus ojos, Luz sabía lo que tenía que hacer. Frente a su padre, ojo por ojo, se explotó los lagrimales. Cerrando los ojos, le dijo a Dahl que le hiciera los honores, a lo que ella contestó: -Para mí, será un placer... Cuando ese extraño dúo salió de la casa, Dahl le dijo: -Has seguido mis pasos, niña. Si lo quieres, puedes aprender muchas cosas conmigo. -Vámos-respondió Luz, abriendo sus ojos que ahora eran completamente rojos, igual que los de su entrenadora...