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  • E-S-O El juego
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  • La noche caía pesada ante la vista de Kile, quien miraba la televisión aburrido y cansado a la vez. Las vacaciones se le hacían eternas, por ende el aburrimiento era mayor. -Hijo, busca la correspondencia-decía la madre desde la cocina preparando la cena; el menor se levantó en dirección a la puerta, encontrándose con el bulto de cartas a sus pies, la mayoría de deudas y trabajos pendientes. Al abrir la puerta, nota un pequeño paquete en el suelo. Levantándolo se tornaba más ligero de lo que parecía. Camina a paso lento a la cocina dejando el paquete en la mesa. SUERTE. “2/3” “3/3” Luces fuera.
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  • La noche caía pesada ante la vista de Kile, quien miraba la televisión aburrido y cansado a la vez. Las vacaciones se le hacían eternas, por ende el aburrimiento era mayor. -Hijo, busca la correspondencia-decía la madre desde la cocina preparando la cena; el menor se levantó en dirección a la puerta, encontrándose con el bulto de cartas a sus pies, la mayoría de deudas y trabajos pendientes. Al abrir la puerta, nota un pequeño paquete en el suelo. Levantándolo se tornaba más ligero de lo que parecía. Camina a paso lento a la cocina dejando el paquete en la mesa. Le entrega las cartas a su madre y sale cogiendo aquel paquete tan extraño y subiendo a su habitación. Se recuesta en la cama y lo abre con cuidado percibiendo una pequeña carta y un disco de lo que parecía un videojuego en el interior de una pequeña caja de cartón. -De tu Abuela para Kile-decía aquella caja, que constaba de esos dos elementos. No dudo en botar el envoltorio y comenzar una partida de aquel juego desconocido para él, el intro comenzaba lento, dándole un detalle algo misterioso. El menú principal mostraba el nombre de ESO como título. Todo era completamente negro con tan solo una palabra sobresaliente: Comenzar partida. Al iniciar se encontró con las reglas que sin duda eran realmente importantes: 1-. No salir del juego hasta que la partida se dé por terminada. 2-. No despegues la vista del juego hasta que se te indique. 3-. No le hagas caso a las distracciones u manifestaciones que se mostraran al jugar, no salgas del juego. 4-. No puedes invitar a nadie a jugar. 5-. Si te equivocas más de 4 veces serás condenado. 6-. Tu castigo será elegido por él. SUERTE. Eso era completamente trivial, pensó Kile al terminar de leer aquellas advertencias específicas y un tanto aterradoras. Dio por concluido el siclo de explicación de estas y comenzó la partida. El juego no era gran cosa, se trataba de un juego en tercera persona, el cual constaba en investigar una casa y destruir a sus habitantes, todo era tan primitivo, los gráficos daban que desear y la historia estaba escasamente explicada. Al entrar a la casa por el patio trasero, procuro apagar todas las luces de esta, las cuales se fueron apagando una por una hasta llegar a una habitación en la cual se mantenía dotada de la claridad sin duda. Comenzaba con una mujer, la cual se encontraba en algún lugar de la casa. Las ventanas del cuarto de Kile se abrieron de golpe exaltándolo de una forma exagerada. Uno de los íconos de la vida, simbolizados por corazones, desapareció. Kile comenzó a gritar mientras sentía un dolor indescriptible en el pecho, lo cual lo hizo estremecerse en el suelo y llorar de dolor. En la pantalla apareció un: -Te lo dije- Sus ojos se dilataron al mirar aquel mensaje, el castaño se levantó y corrió hacia la puerta, abriéndola de golpe, todo era oscuridad, ¿Dónde estaba?, se preguntó al mirar aquella zona desolada. La mitad de un corazón desapareció. El dedo índice de Kile comenzaba a doler increíblemente, el cual se doblaba por si solo como si de goma se tratase, no estaba jugando. -Vuelve al juego- apareció en la pantalla. El menor se levantó del suelo cerrando la puerta tras él, cogió el mando de la consola y comenzó a controlar al personaje el cual caminaba por aquella casa a paso lento por los pasillos de la casa, encontró a la primera víctima, aquella se encontraba en el comedor arreglando la mesa para lo que aparentemente era la cena. Al atacarla por la espalda e asesinar a lo que parecía una mujer, salió un signo en la pantalla “1/3” decía en ella. Los libros de la estantería del castaño comenzaban a salir disparados en dirección a él, golpeándole la espalda y poco más, las ventanas se golpeaban entre si haciendo un ruido algo molesto, golpes se identificaron en la puerta, y una extraña voz del otro lado que pedía entrar a la habitación la cual se estaba desesperando y golpeaba la puerta con desesperación. La segunda víctima yacía en un cuarto el cual estaba lleno de dibujos y afiches algo extraños. “2/3” Una de las ventanas se rompió cayendo casi enzima del ya asustado Kile, el cual permanecía concentrado en el juego, un dedo comenzó a sobar su nuca pasando por su cuello. Kile soltó el control tirándolo al suelo mientras saltaba mirando lo que le estaba tocando. Dos corazones desaparecieron, le quedaban 3, su nariz comenzaba a sangrar mientras su respiración se agitaba, algo venia por su garganta, al escupir aquello, era sangra, rasguños aparecieron en su piel marcando notoriamente aquello. Estaba asustado, sus piernas flanqueaban y sus manos temblaban, ¿qué era esto?. El juego continuo, el último era un hombre, el cual acababa de entrar a la casa con una cinemática interesante. Uno de los cables de los toma corrientes se acercó al cuello de Kile estrangulándolo. El chico pataleaba y golpeaba al aire, mientras sus vidas bajaban y el nudo hecho apretaba más y más, Kile se levantó y tomo unas tijeras posicionadas en un pequeño escritorio de madera, y corto aquel cable color negro. Aquel hombre en la pantalla revisaba la casa en busca de algo con ansiedad. Kile presionaba los botones con fuerza mientras se le acercaba. La animación del asesinato del extraño individuo se le hizo grotesca a Kile, quien reconoció su rostro. “3/3” La pantalla se oscureció hasta el punto de volverse negra. Había terminado, se levantó de la cama y caminó hacia la ventana, mientras miraba a la nada. -Aún no-escuchó cerca de su oído. Luces fuera.