PropertyValue
rdfs:label
  • Macklen
rdfs:comment
  • Era una tarde tranquila en el supermecado, aunque las nubes que se asomaban afuera anunciaban una tormenta para el anochecer. Juliet hacía las compras ansiosa: hoy sería una cena especial entre su familia. Su hermano mayor llegaría del extranjero y ella quería mostrarle todo lo que aprendió. Camino a casa, su hermanita, Sophie, la miraba extrañada mientras hablaba. - ¿Escuchas esa risa? - Para nada. -Comentó Juliet, esbozando una sonrisa.- Tantas caricaturas te están afectando, Sophie. - Ándale, entra. Máximo vino desde muy lejos y hoy es su cumpleaños; no estés así de rara en su día especial.
dcterms:subject
abstract
  • Era una tarde tranquila en el supermecado, aunque las nubes que se asomaban afuera anunciaban una tormenta para el anochecer. Juliet hacía las compras ansiosa: hoy sería una cena especial entre su familia. Su hermano mayor llegaría del extranjero y ella quería mostrarle todo lo que aprendió. Camino a casa, su hermanita, Sophie, la miraba extrañada mientras hablaba. - ¿Escuchas esa risa? - Para nada. -Comentó Juliet, esbozando una sonrisa.- Tantas caricaturas te están afectando, Sophie. En el fondo le parecía extraño que la niña dijera algo así, a pesar de su calma. Tenía ya nueve años y no acostumbraba comentar ese tipo de cosas; sin embargo lo dejó pasar, ya que creyó que estaba llegando a la "edad de las travesuras". Ni siquiera se preocupó porque esta vez, Sophie no había tomado la bolsa de los tomates para comerlos en el camino (costumbre suya). Llegando a casa, Juliet se detuvo por unos segundos mientras su hermanita avanzaba lentamente hasta la entrada. Había escuchado una risa extraña... Decidió no darle importancia, creyendo que sería su imaginación debido a lo que comentó Sophie antes. Terminó el camino hasta la puerta, la abrió, entró primero y notó que su hermana no avanzaba. - Ándale, entra. Máximo vino desde muy lejos y hoy es su cumpleaños; no estés así de rara en su día especial. La niña sólo entró a la casa y cerró la puerta con seguro. Se miraron las caras: ambas estaban tensas y algo asustadas por la fuerte tormenta de afuera y los relámpagos que se asomaban por las ventanas. Una voz familiar las interrumpió. - Vamos, ¿por qué tan tensas, chicas? Ellas sólo corrieron a darle un fuerte abrazo a Máximo. Sophie estaba emocionada y a gusto, pero escondía su rostro en él por los relámpagos. En cambio, Juliet vio la silueta de una persona asomada en la ventana al tiempo que las luces de la tormenta la azotaron. Sólo detalló una sonrisa inquietante, y al segundo destello desapareció. Ahora se apartaba de su hermano temblorosa: estaba aterrada. - ¿Qué te ocurre, hija? -Preguntó al llegar la señora Melody junto a su esposo Julius, padres de las niñas, extrañada por la reacción de la chica por sólo una tormenta. - Ha-Había algo en la ventana... -Dijo Juliet, señalando la misma con su brazo extendido. - Compórtate como es debido cuando tu hermano está de visita. -Sentenció su padre, quien no parecía para nada contento por el comportamiento de su hija mayor. - Ya, ya. Vamos a relajarnos un poco, es el único día en el que puedo visitarlos, ¿no? Luego de eso, dejaron el tema de lado y comenzaron a cenar. Miraban el noticiero mientras tanto, y de todos los temas aburridos, sólo una noticia llamó la atención de Juliet. "Joven escapa del manicomio de la ciudad. Procedente de la sala de cuidados intensivos. Se hace llamar "Hiena Pervertida" a sí mismo. Se recom..." Y allí, la imagen de la televisión se degradó por la tormenta hasta desaparecer por completo. Julius estaba irritando porque pasaba eso ahora. Sólo apagó la TV con molestia y se volvió a sentar sin decir ni una sola palabra, y su hija se centraba sólo en el último nombre que leyó del título del noticiero. "Macklen". Terminaron de comer en silencio. "Ujujujuju..." Un grito siguió la risa. Sophie se aterró ante los sonidos que sólo ella había escuchado. Sus padres no le prestaron demasiada atención, lo atribuyeron a estruendo de los truenos; mientras, Juliet sujetaba su cabeza por un repentino dolor y Máximo sonreía para sí mismo, en silencio, con una mirada algo triste. La mayor de las hijas se puso de pie. - Gracias por la comida. -Dijo. Luego de eso sólo se fue a su cuarto, cerrando la puerta pero sin ánimos de golpearla. Se asomó por la ventana para mirar el cielo y relajarse luego de la larga y tensa cena, pero se apartó de la ventana apenas lo oyó. "Ujujujuju... Jujuju..." Ahí estaba de nuevo aquella risa. Cada vez resultaba más escalofriante para ella. Se dio vuelta e iba a gritar por el intruso, pero este le cubrió la boca. Era su hermana; había entrado, la puerta estaba mal cerrada. - También escuché esa risa hoy en la tarde... -Tenía una mirada algo extraña, pero Juliet comprendía lo que sentía. Iba a consolarla, pero aquella risa las interrumpió. La mayor corrió hacia la ventana y la abrió, mirando a todas partes. Se alejó y encendió la luz para ver más claramente, pero aún así no vio nada. Se frustraba por no encontrar el origen del sonido. Mientras, su padre subía las escaleras y caminaba hasta el cuarto. Entró, sorprendiendo un poco a sus hijas, y se acercó a ellas posando sus manos en sus hombros. - Lamento lo de hace rato. Estaba enojado porque es el cumpleaños de su hermano y el día corre algo tenso, pero no debí haber reaccionado así. Ahora bajemos, hay que festejar lo que queda antes de medianoche. Dicho eso, el hombre les sonrió y salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí para darle un momento a sus hijas. Sophie se apresuró en cerrar la ventana antes que nada, y cuando se dispuso a regresar a tomar la mano de su hermana, el sonido les sorprendió de nuevo. "Ujujujuju... jujuju... juju..." Luego se oyeron varios gritos desde afuera, que parecían pertenecer a un joven. Juliet no dudó ni un segundo: tomó a su hermanita y la escondió en el armario, ignorando sus quejas. Cerró el mismo con llave y la deslizó por la rendija hacia Sophie en un acto rápido. - Pase lo que pase, no hagas ruido. No llores, no abras el armario, no grites, nada de nada. No observes por las rendijas y quédate ahí sin hacer nada. Juliet estaba nerviosa y se sentía mal al dejar a Sophie, llorando en silencio, encerrada ahí. Tomó el teléfono y marcó al 911, mientras las risas se oían fuerte y claro, y esta vez no se detenían. Al fin, una mujer contestó al otro lado de la línea. - Por favor, envíen a la policía. ¡Por favor! Alguien está gritando, creo que le atacaron... -Y quebró a llorar. - Cálmese y dígame lo que está pasando. Juliet se asomó por la ventana, buscando con la mirada algún sospechoso. Sólo pudo ver una silueta entre las sombras.- Un sujeto está en el patio de mi casa... - ¿Puede describirlo? - No. Sólo veo que lleva algo brillante... y creo que es un cuchillo... Manden a la policía, ¡por favor! - Bien. La ayuda va en camino. No cuelgue y manténgase en la línea conmigo; estaré a su lado. - Gracias... ¡AH! "Ujujujuju..." - ¿Qué está sucediendo? - Está en la ventana. Es el mismo tipo del noticiero. No para de reírse. - Ocúltese donde pueda. Aguante a que llegue la policía... -Se escuchaban risas por el teléfono, y la mujer empezaba a ponerse nerviosa. Juliet se ocultó entre la mesita auxiliar y su cama. Al volver la vista a la ventana, el joven ya no estaba. Las risas no parecían querer detenerse, hasta que fueron apagadas al minuto por los gritos que provenían del piso de abajo, y el sonido de disparos y pasos rápidos. Ella cubría su boca un poco mientras temblaba, con sus lágrimas recorriendo sus mejillas mientras la risa volvía y se intensificaba. Ahora le costaba retener su respiración agitada. Miró en dirección al armario: iba a hablarle a su herma, cuando se paralizó instantáneamente por la repentina fuerza de aquella risa enferma. La señorita colgó el teléfono angustiada, luego de escuchar aquello repetidas veces en la otra línea. "Ríete, ríete, ríete, ríete..." Horas después, la policía llegó al lugar. Un oficial siguió el llanto de una niña viniendo de un cuarto en el piso de arriba, mientras los otros tomaban fotografías a la masacre en la sala de estar. Las entrañas estaban repartidas por todas partes. El cuerpo de una joven chica estaba cortado desde el vientre hasta la quijada. tenía el busto maltratado, marcado por manos; lo habían sujetado con fuerza y se notaban las marcas de uñas. Además de eso, en la espalda de la chica estaba tallada la palabra "Ríete". Categoría:Mentes trastornadas Categoría:CO