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  • Un hombre como otro cualquiera
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  • Lo que más que me gusta de Madrid, es que puedes encontrar casi de todo, solo hay que saberlo buscar bien, como encontrar una cerveza barata y bien tirada o unas croquetas cojonudas. Hay otros placeres que también se pueden encontrar, sólo hay que buscar muy bien, o encontrar una comunidad con tus mismos gustos. Será que en España siempre ha habido gente para todo. Antes de darme mi caprichito, salgo de noche por las calles atestadas de gente, voy con mi grupo de amigos, de esos construidos a base de trabajar juntos, salir para beber y al ser posible ligar.
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  • Lo que más que me gusta de Madrid, es que puedes encontrar casi de todo, solo hay que saberlo buscar bien, como encontrar una cerveza barata y bien tirada o unas croquetas cojonudas. Hay otros placeres que también se pueden encontrar, sólo hay que buscar muy bien, o encontrar una comunidad con tus mismos gustos. Será que en España siempre ha habido gente para todo. Antes de darme mi caprichito, salgo de noche por las calles atestadas de gente, voy con mi grupo de amigos, de esos construidos a base de trabajar juntos, salir para beber y al ser posible ligar. Yo no tengo intención de ninguna de las dos cosas, nada de eso me da subidón, se me acercan muchas, algunas realmente guapas pero acostarme con ellas, “aliviarme” no es nada comparado con la satisfacción de poseer de verdad un cuerpo. Decido marcharme, ya tengo ganas de pasarlo bien de verdad. La entrada es una puerta vieja como de otra casa cualquiera en una calle perdida del centro entre Malasaña, la latina, quien sabe…no voy a dejar constancia aquí del lugar, se me acabaría el chollo, seguro que algún lector querría probar o intentar descubrir que se cuece por esos lares perversos y no quiero daños colaterales jajaja. Me reciben igual que siempre, mi querida madame, arquea una ceja y me dice – otra vez por aquí ya van dos veces en una semana, o te arruinamos o terminas buscando esto en la calle y ya sabes que no suele salir bien jajajaja- al sonreír se ve una hilera de dientes perfectos como toda ella- La miro excitado y le respondo: Prefiero arruinarme, ni hay la calidad que busco en la calle ni la seguridad, aunque es una idea que me tienta cada día más, enséñame que tienes para mí. Entre el catálogo de preciosidades jóvenes de todos los tipos escojo una especialmente angelical sobre todo por que es la que más miedo tiene, lo puedo oler, la adrenalina me empieza a subir, que ganas de que pase todo… Me tienen preparada la habitación como siempre, a mi gusto, mis utensilios por una lado, una cama con correas, algo nuevo, que siempre gusta innovar, en este caso unas agujas largas…bueno, parece que no falta de nada, además para ahorrarme trabajo ya está atada. Lo primero pequeño ser inocente- le digo mirando sus aterrados ojos- es que te voy a contar que te voy a hacer, básicamente haré todo lo que pueda para que sufras y sientas el máximo dolor sin morirte durante mucho, mucho tiempo. Eso es lo que me gusta a mí, eso soy yo y aquí estás tú, que eres mi, no sé, víctima supongo…es imposible decirlo sin reírme, empiezo el trabajo. El subidón no es tal y como esperaba, quizá todo está demasiado bien orquestado, tal vez, solo tal vez tenga que probar un día por la calle…eso haría la experiencia única…Supongo que el riesgo merecerá la pena ¿o no?... Quizá te preguntes porqué lo escribo, quizá lo hago solo por recordar o por dejar constancia o solo para decirte: ¡Que bien se puede pasar en Madrid si se busca bien!.