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  • Casa Vornherr
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  • Los vástagos de la Casa Vornherr eran reconocidos a lo largo y ancho del Segmentum Ultima, pues sirvieron con grandes honores en la causa de la Gran Cruzada en las últimas campañas de pacificación de la 12ª Flota Expedicionaria y posteriormente en numerosas operaciones en las guerras del borde de la Franja Este. En cuanto al número de máquinas de guerra, los Caballeros de Luhnborg-IX se contaban como una de las Casas de Caballeros más grandes de la región y la más aristocrática de su clase. Cada piloto era un noble de alta alcurnia, refinados en el comportamiento y altivos en ideales, educado no sólo en la guerra, sino también en la cultura, la filosofía, la retórica y todas aquellas actividades que elevarían la humanidad de la oscuridad de la Vieja Noche y que convertiría con el tiempo a
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  • Los vástagos de la Casa Vornherr eran reconocidos a lo largo y ancho del Segmentum Ultima, pues sirvieron con grandes honores en la causa de la Gran Cruzada en las últimas campañas de pacificación de la 12ª Flota Expedicionaria y posteriormente en numerosas operaciones en las guerras del borde de la Franja Este. En cuanto al número de máquinas de guerra, los Caballeros de Luhnborg-IX se contaban como una de las Casas de Caballeros más grandes de la región y la más aristocrática de su clase. Cada piloto era un noble de alta alcurnia, refinados en el comportamiento y altivos en ideales, educado no sólo en la guerra, sino también en la cultura, la filosofía, la retórica y todas aquellas actividades que elevarían la humanidad de la oscuridad de la Vieja Noche y que convertiría con el tiempo a todos los Mundos Salvajes en siervos civilizados de Terra. Sin embargo, todas estas intenciones murieron en Calth, dejando atrás los restos de una vez noble casa, ahora abandonada y sin desear otra cosa que una muerte vengativa. Los Caballeros de la Casa Vornherr provienen del Sistema Luhnborg, parte de una deriva estelar en lo profundo del abismo que existe entre los brazos espirales de la galaxia. Qué llevó a las arcas colonizadoras de la Vieja Tierra a instalarse en este sistema es desconocido, mas se cree que los colonos lo hicieron porque simplemente fueron arrastrados hasta allí por las mareas caprichosas de la Disformidad. Con el tiempo, siete Casas de Caballeros se levantaron en todo el sistema, algo sin precedentes en lo poco que queda de la historia de la Humanidad antes de la Unificación. Cuando llegó la oscuridad de la Vieja Noche y consumió la galaxia, el Sistema Luhnborg se sumió en una era de guerra incesante. Durante largos siglos, las siete Casas lucharon amargamente entre si y contra los numerosos enemigos que descendieron sobre su sistema desde el vacío más allá. Cualquiera que fuese la locura que se apoderó de la galaxia debió haberles contaminado ellos, porque ninguna Casa trató jamás de negociar la paz y unirse como una contra los enemigos comunes. En cambio, las Casas compitieron por la supremacía y se erigió una cultura militarista, en la que se consideraba la misericordia como una debilidad y traición. Las guerras terrestres de Luhnborg duraron más de mil años, hasta que, por fin, una Casa se levantó entre el tumulto y ganó primacía sobre los demás. Sin embargo, en lugar de mostrar magnanimidad, el vencedor reclamó las tierras y las armaduras de los vencidos como botín de guerra y quemó sus estandartes en una gran pira simbólica. En una sola noche, seis Casas de Caballeros dejaron simbólicamente de existir, prevaleciendo el escarlata y el amarillo solar del vencedor. Los colores de las Casas derrotadas fueron borrados de las listas y sus escudos de armas desfigurados, mientras que a sus hijos e hijas se les ofreció la opción de sel asimilados mediante matrimonio a las líneas de sangre de sus nuevos amos o el exilio, aunque lo realizaría sin el beneficio de su Caballero. Los nombres de las seis Casas vencidas permanecerían por siempre olvidadas; el nombre de la Casa victoriosa era Vornherr. Varias generaciones más tarde, los Grandes Señores de la Casa Vornherr afirmarían que sus antepasados ​​se vieron obligados a colocar a sus compañeros en esta situación para poner fin a un terrible mal que los amenazaba. Por supuesto, esta afirmación no puede ser verificada y se sabe desde siempre que el vencedor tiene el privilegio de escribir la historia. Habiendo unido por la fuerza a los mundos del Sistema Luhnborg, coaccionado a los vástagos de las Casas derrotadas a unirse a sus filas y reivindicado muchos cientos de armaduras, la Casa Vornherr asumió la posición de una aristocracia gobernante, y en el lapso de un puñado de generaciones todos rastro de las Casas vencidas desapareció y la cultura y las tradiciones de la Vornherr las suplantó. Después de asimilar tantas líneas de sangre, el árbol genealógico de la Casa Vornherr era una masa en expansión que por su naturaleza originó rivalidades y conspiraciones intestinas, y sus vástagos se elevaron cada vez más por encima de sus súbditos hasta que se colocaron en un mundo enrarecido de privilegios y alta cultura. Sin embargo, esto era atenuado por las intrigas y la necesidad de asumir una defensa unificada contra los innumerables horrores alienígenas que les asaltaban periódicamente desde las profundidades del espacio. Con el tiempo, se presentaron unos desconocidos en márgenes de Luhnborg sin intenciones de destruir, esclavizar o consumir a sus gentes; una flotilla de fragatas exploradoras al mando del veterano y famoso aristócrata-explorador Kohnwallis, un Comerciante Independiente, el cual avanzó con cautela desde las fronteras del sistema, como parte de una de las unidades de avanzadilla de la 12ª Flota Expedicionaria en su misión de iluminar los grandes vacíos entre los brazos espirales. Al poseer pocas naves, ninguna de las cuales capaz de viajar por la disformidad ni de igualar a la flotilla del Comerciante Independiente, la Casa Vornherr poco podía hacer para oponerse a su avance. Veterano de un centenar de contactos, Kohnwallis utilizó el máximo tacto en su mensaje por vox a los gobernantes de la Casa Vornherr para tranquilizar a sus líderes que para cuando la delegación Imperial desembarcó en Luhnborg-IX ante las puertas de la antigua fortaleza de la Casa, estaba claro que las hostilidades estaban fuera de la cuestión. Poco después, el Duque Khorvun Bhaevenwulf, Señor de la Casa Vornherr y Gran Señor de la Orden de Caballería, y el Comerciante Independiente Kohnwallis entraron en conversaciones. Rápidamente se hizo evidente que los dos hombres compartían rasgos de temperamento y semblante, y ambos provenían de linajes aristocráticos que compartían ciertos lazos con la nobleza de la antigua Terra, lo que sugería un origen común, el cual sentó las bases de las negociaciones. Un mes más tarde esas conversaciones se concluyeron y el Duque Bhaevenwulf anunció que su Casa se uniría al Imperio. Luhnborg-IX seguiría siendo independiente del Mechanicum, al menos en un comienzo, pues su tamaño y poder hacían innecesario un pacto con cualquier Mundo Forja, y cuando el grueso de la 12ª Flota Expedicionaria pasó por Luhnborg en su gran viaje hacia la franja sur-oriental de la galaxia, la Casa Vornherr tomó su lugar entre los ejércitos cruzados, dejando a un grupo de barones veteranos atrás para defender sus posesiones y gobernar a su pueblo. Al alinearse con la Gran Cruzada, la Casa Vornherr estuvo presente y ocupó un lugar central en muchos de los grandes triunfos de la 12ª Flota Expedicionaria. Los Caballeros de Vornherr participaron en la segunda mitad de la Gran Marcha hacia Ultramar, donde se enfrentaron a numerosas razas xenos, varias de las cuales conocían de episodios pasado y de los que obtuvieron una inmensa satisfacción al borrarlos de las estrellas para siempre. Otros eran conocidos por la humanidad en general, en particular los Orkos, contra cuyas monstruosas máquinas de guerra los Caballeros de la Casa se habían enfrentado en numerosas ocasiones antes del contacto con el Imperio; pronto se convirtieron en su presa favorita. Otros eran enemigos que la humanidad nunca había encontrado antes y que nunca volverían, horrores indescriptibles que fueron aniquilados por las acciones de la Casa Vornherr. La mayor y más portentosa batalla que los Caballeros de Casa Vornherr libraron sería durante la Primera Purga de Jardingris. Fue aquí, en este mundo oscuro, bajo la siniestra luz de su negro sol, donde la Casa entró por primera vez al campo de batalla bajo el mando supremo del Primarca Roboute Guilliman, como parte de una fuerza combinada que constaba de doce capítulos completos de los Ultramarines, el poder de la Legio Metalica, diez cohortes de los Auxiliares Solares y decenas de regimientos del Excertus Imperialis, junto con las compañías de Conquistadores del Comerciante Independiente Kohnwallis. La guerra contra los organismos necrófagos y anti-humanos de Jardingris fue amarga, y para cuando acabó la vil raza necrogénica pagaría por el crimen de su existencia con su exterminio. La victoria se produjo a costa de una docena de Titanes y cien Caballeros, decenas de miles de víctimas entre la infantería humana y casi tres mil legionarios; una cifra verdaderamente abrumadora para sólo un asalto planetario, pero no inesperado dada la amenaza. En el desfile de la victoria, llevado a cabo entre el polvo de ese mundo ahora en silencio, el Duque de la Casa Vornherr hincó una rodilla de su Caballero Lancero cubierto de cicatrices ante el plinto de Guilliman, y toda su casa se hizo eco de su acto. En ese momento, el duque prometió que su casa lucharía junto a las huestes de los Quinientos Mundos hasta la muerte, y aunque varios destacamentos de Vornherr se comprometieron a luchar bajo otros Primarcas, como Magnus en las agotadoras guerras selváticas de Sophias-Mors y Rogal Dorn en los costosos desembarcos de Delta-Arbuthnot, ninguno tendría tan alta estima como el Señor de Ultramar. Así, cuando el Señor de la Guerra ordenó la Concentración de Calth en el Sistema Veridia, en preparación para la guerra contra los Orkos del Ghaslakh, los Caballeros de la Casa Vornherr estaban orgullosos de responder. A raíz del Triunfo de Ullanor, en el que la Casa recibió el honor de asistir, la Casa Vornherr se había separado en numerosos destacamentos asignados a las zonas de guerra por todo el Imperio, y mientras los Ultramarines viajaban desde el Sistema Solar a Veridia, los elementos dispersos de la Casa Vornherr se reunieron en Luhnborg. Allí el Duque Sorvak Bhaevenwulf, heredero del viejo duque Khorvun, encargó a algunos de sus barones de mayor confianza y experimentados la custodia de la antigua torre del homenaje de la Casa Vornherr antes de liderar al resto de su fuerza, un formidable ejército de varios cientos de caballeros y sacristanes, a la Concentración de Calth.