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  • Hueste Arrepentida
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  • [[Archivo:Eclesiarquia_fuerzas_cruzadas.jpg|thumb|398px|Fuerza de Hermanas Arrepentidas y de la Eclesiarquía]]Las Huestes Arrepentidas se forman cuando diversas Órdenes Militantes tienen un motivo para unir sus fuerzas. Las Hermanas Arrepentidas y los Castigos del Penitente que forman la Hueste no suelen ser de la misma Orden, pero están unidos por el deseo de expiar sus pecados. El deseo individual de una guerrera penitente bordea lo maníaco, pero cuando se forma una Hueste Arrepentida, la necesidad colectiva de perdón se amplifica hasta nuevas alturas. Conforme el fervor se extiende entre las masas, se renuevan sus esfuerzos, rechazando la muerte mientras exista la menor posibilidad de destruir a los enemigos del Emperador y conseguir la redención.
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  • [[Archivo:Eclesiarquia_fuerzas_cruzadas.jpg|thumb|398px|Fuerza de Hermanas Arrepentidas y de la Eclesiarquía]]Las Huestes Arrepentidas se forman cuando diversas Órdenes Militantes tienen un motivo para unir sus fuerzas. Las Hermanas Arrepentidas y los Castigos del Penitente que forman la Hueste no suelen ser de la misma Orden, pero están unidos por el deseo de expiar sus pecados. El deseo individual de una guerrera penitente bordea lo maníaco, pero cuando se forma una Hueste Arrepentida, la necesidad colectiva de perdón se amplifica hasta nuevas alturas. Conforme el fervor se extiende entre las masas, se renuevan sus esfuerzos, rechazando la muerte mientras exista la menor posibilidad de destruir a los enemigos del Emperador y conseguir la redención. El primer despliegue conocido de una Hueste Arrepentida tuvo lugar durante la Cruzada Grathaxiana, donde tanto la Orden del Corazón Valeroso como la del Cáliz de Ébano sufrieron graves pérdidas contra los Orkos del Kaudillo Hachanegra en la que fue bautizada como la Batalla del Penitente. Los pielesverdes fueron retenidos por la Canonesa Sybria, quien reunió a todas las Hermanas Arrepentidas que aún podían caminar. Las Arrepentidas lucharon con pasión renovada y cientos fueron martirizadas, pero su sacrificio dio tiempo a las Hermanas de Batalla para abrir las puertas de la catedral. Tras esto, los pielesverdes fueron derrotados cuando dos docenas de Castigos del Penitente cruzaron el campo de batalla, tiñéndolo con sangre orkoide.