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  • Locura obsesiva
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  • Pronto estaré contigo, cariño, volveremos a vernos muy pronto, solo espérame un poco más y podremos encontrarnos una vez más, y estar juntos de nuevo, como antes. Ojalá hubiese de otra manera, pero el suicidio es la única forma de volvernos a ver. Recuerdo cuando nos conocimos, fue en una escuela, nosotros estábamos en primaria, yo era una chica solitaria, no tenía amigos, me pasaba el recreo sola: era víctima de bromas y abusos. Recuerdo una vez en que me quitaron mi almuerzo y tú llegaste, mi príncipe azul, dispuesto a salvarme de esos malos chicos. Te enfrentaste a ellos, aunque eran más grandes que tú. Luchaste con valentía: cada vez que te tiraban al suelo, volvías a levantarte, diciendo que me dejaran en paz, y un profesor, al ver el tumulto que había debido a la pelea, intervino y l
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  • Pronto estaré contigo, cariño, volveremos a vernos muy pronto, solo espérame un poco más y podremos encontrarnos una vez más, y estar juntos de nuevo, como antes. Ojalá hubiese de otra manera, pero el suicidio es la única forma de volvernos a ver. Recuerdo cuando nos conocimos, fue en una escuela, nosotros estábamos en primaria, yo era una chica solitaria, no tenía amigos, me pasaba el recreo sola: era víctima de bromas y abusos. Recuerdo una vez en que me quitaron mi almuerzo y tú llegaste, mi príncipe azul, dispuesto a salvarme de esos malos chicos. Te enfrentaste a ellos, aunque eran más grandes que tú. Luchaste con valentía: cada vez que te tiraban al suelo, volvías a levantarte, diciendo que me dejaran en paz, y un profesor, al ver el tumulto que había debido a la pelea, intervino y los separó, y te castigaron. Al ver cómo me ayudaste, sentí algo muy profundo en mi corazón, era amor. Cuando saliste de tu castigo, te esperé hasta que saliste, te di las gracias por ayudarme y tú me sonreíste, tenías una bella sonrisa que le daba paz a mi corazón. Después, nos volvimos muy buenos amigos, aunque me faltaba valor para decirte lo que sentía por ti, y no sabía si tú también lo sentías por mí. Llegué a la secundaria, no nos vimos en un año, ya que la empresa de mi padre le ofreció a mi padre un puesto, pero tenía que trasladarse a un sitio más alejado. Mi padre aceptó sin dudar, yo estaba triste porque no nos veríamos a saber en cuánto tiempo. Luego entré en la secundaria, no sabes la sorpresa que me dio al verte. Habías cambiado, pero te reconocí al verte, eras más alto, más guapo, mi corazón latía frenéticamente al verte. Estaba llena de alegría, pero no duró mucho... Vi a una chica a tu lado, era tu novia, se me partió el corazón. Pasabas tanto tiempo con ella, y yo cada vez la odiaba más, pensaba en tantas formas de que ella sintiera lo mismo que yo, pero sabía que si le hacía algo te perdería para siempre. Pasaron los meses y, un día paseando cerca de tu casa, vi cómo te besabas con ella. Ya no podía soportarlo más, me mordía el labio inferior hasta hacérmelo sangrar, salí corriendo, llorando y con un gran odio dentro de mí. Entré a mi casa, me encerré en mi habitación, y en medio de mi llanto, decidí acabar con esto. Ella pagaría las consecuencias por robar al amor de mi vida. Un día la seguí hasta su casa, me aseguré de que estuviera sola, y, con un cuchillo en mi mano, acabé con ella. Suplicaba piedad, pedía ayuda, pero no sirvió de nada. Me acerqué hasta ella, y con todo mi odio le dije: -Este es tu castigo por robarme a mi amor. Entonces, le apuñalé el pecho, varias veces, se le salían las lagrimas, y seguí hasta que me di cuenta de que ya era inútil seguir, que su vida se había acabado. Observé su cuerpo muerto durante unos minutos, y lo llevé al patio de su casa, en donde lo enterré ya bien entrada la noche. Después de esto, estaba tan feliz, ya no habría nada que se interpusiera entre él y yo. Estabas muy triste por la desaparición de ella, estuve a tu lado consolándote, mientras sonreía en mi interior. Pasaron los meses, y ella se dio por muerta. Tú estabas destrozado, pero poco a poco cambiaste al ver que te apoyaba en esto, y un día te confesé por fin mis sentimientos hacia ti, y tú también sentías lo mismo que yo. Estaba que se me salía el corazón del pecho de la felicidad, por fin había conseguido tu amor. Pasaron los años, y tú y yo ya vivíamos juntos, teníamos una buena vida, tenías un buen trabajo, con un buen salario, y una bonita casa, y lo mejor era que estábamos juntos tú y yo. Éramos tan felices, pero esa felicidad no duro demasiado. Un día regresaste a casa después de una fiesta, y me confesaste que me habías sido infiel con una compañera de la empresa en donde trabajabas. Se me partió el corazón al oír eso, y salí de casa llorando. Quería venganza, pero yo todavía te amaba, así que lo pagaría ella. Estuve fuera de casa unos días planeando mi venganza. Descubrí quién era ella, y fui a su casa dispuesta a hacerle sufrir. Entré a su casa a la media noche. Estaba durmiendo, me acerqué hacia ella con un cuchillo, le tapé la boca y la amarré a la cama. Ella estaba aterrorizada, la miré con unos ojos llenos de furia, y le apuñalé la mano. Ella gritó de dolor, pero no era suficiente, y le apuñalé la otra mano, las piernas y el estómago; luego le corté el cuello, y con esto acabé su tortura. Estaba satisfecha por lo que había hecho. Escondí el cuerpo en un bosque cercano a su casa, después te perdone y siguió nuestra vida. Pero siempre veía cómo las mujeres te deseaban, y eso me enfurecía. Todas lo querían para ellas, y no podía permitirlo, así que las mataba de las formas más crueles posibles. Los periódicos se inundaban de noticias de desapariciones de mujeres, y la policía no encontraba pistas para descubrir al asesino. Yo guardé todas las noticias de las desapariciones en una caja especial como trofeos de guerra. Un día en que limpiaba nuestra habitación descubriste la caja asegurada... Conseguiste abrirla. En ese momento entré a la habitación y, al verte con todo eso, me asusté. Me pediste una explicación. Te dije que lo había hecho por ti. -Aléjate de mí -me dijo-. No quiero saber nada de ti nunca más, eres un monstruo. Se me rompió el corazón y, llena de furia, cogí el cuchillo de cocina que llevaba en mi mano, y te apuñalé varias veces, mientras oía tus gritos, y llorabas, y yo también. No paré hasta que me dio cuenta de lo que había hecho, estaba sin palabras. Veía tu cuerpo mutilado, y comencé a llorar, llorar porque te perdí para siempre. Tomé tu cuerpo, lo puse en nuestra cama, me acerqué a la ventana de nuestro piso y sonreí: -No nos separaremos nunca más, estaremos juntos para siempre, seremos una familia feliz. Y dicho esto, me lancé al vacío, pensando en que nos encontraremos y estaremos juntos para siempre. Categoría:Mentes trastornadas Categoría:CO