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  • Relato Oficial Lobos Espaciales: Los Colmillos Afilados de Skayle
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  • Kjarl se arrastró desde su Cápsula de Desembarco, cayendo sobre la nieve fundida alrededor del accidente. El humo aumentaba. Las pistolas rugían y estallaban. Para los sentidos de Kjarl, todo estaba entorpecido por el golpeteo de la sangre en sus oídos y los aullidos de los Wulfen.
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  • Kjarl se arrastró desde su Cápsula de Desembarco, cayendo sobre la nieve fundida alrededor del accidente. El humo aumentaba. Las pistolas rugían y estallaban. Para los sentidos de Kjarl, todo estaba entorpecido por el golpeteo de la sangre en sus oídos y los aullidos de los Wulfen. Los bestiales guerreros estaban en las cercanías, toda una Manada Asesina de ellos desgarrando la parte frontal de un Reducto Tormenta de Fuego para poder asesinar y despedazar a los Marines Espaciales del Caos que había en su interior. Kjarl lo contempló todo con los ojos bien abiertos, luchando por contener el hambre salvaje que ardía en su pecho como una hoguera. El dolor lo recorrió cuando los Wulfen aullaron de nuevo; algo nuevo, una sensación que no había sentido desde su Juicio de Morkai: el fuego se extendía por su sangre. Durante un instante, el Cazador Gris se horrorizó cada vez más mientras sentía su cuerpo estremecerse y retorcerse. Fue entonces, mientras sus músculos se hinchaban en su armadura y sus colmillos crecían en sus mandíbulas, cuando la bestia se alzó en Kjarl y lo privó de cualquier pensamiento racional. Cuando los Wulfen aullaron de nuevo, Kjarl lo hizo con ellos. El Lobo Espacial esprintó en tres zancadas y se lanzó al agujero abierto en la pared del Reducto, aplastando con su aterrizaje a un odiado traidor. Su nueva manada aulló con aprobación, dándole la bienvenida a su núcleo mientras él combatía y convertía a sus presas en pedazos.