| abstract | - .
- El sacerdote levantó la dorada copa. Esta presentaba manchas rojizas producto del rojo líquido que en ella reposaba. La congregación estaba en silencio. Esperando aquel sagrado rito donde el hombre era tocado por lo divino. El cura tomó un pequeño disco blanquecino y lo sumergió en la copa. Lo ingirió y su semblante pareció cambiar bruscamente. Estaba en éxtasis. Un estado que se contagió a los demás. El hombre era casi uno con Dios, y su rebaño de mundanos fieles, su séquito. A nadie le importaba el calor al estar tanta gente en un espacio tan reducido. Ni los molestos bichos ni las alimañas atraídas por los olores corporales eran una molestia real. Todos estaban absortos, concentrados en el momento sublime. El pastor pareció elevarse en su lugar, como levitando se inclinó hacia adelante y se mostró ante sus feligreses transformado. A sus pies el cadáver putrefacto de uno de los suyos yacía descuartizado. "El pan de muerto es vida eterna", dijo, y los feligreses cayeron de rodillas. "Es su turno de consagrarse en nuestra fe, hermanos", dijo el maligno sacerdote mientras todos los presentes formaban una fila ansiosos por degustar el cadáver. "Comulguen, hermanos, mañana nuestra fe se diseminará por el mundo", sentenció el patriarca mientra una horda de comensales no dejaba nada más que blancos huesos en el altar. Gracias a Batman por el título y la inspiración. Categoría:CO Categoría:Mentes trastornadas
|
