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  • Vaso de Fortuny
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  • Fortuny fue un gran aficionado a coleccionar diversos objetos, entre los que se encontraban armas, así como cuando todavía no se daba gran importancia en España, adquiría artísticos bordados de la Edad Media, dalmáticas y casullas bordadas con bellas ornamentaciones, tapices, objetos de bronce y especialmente lozas hispano-moriscas, platos, fuentes y todo tipo de vasijas.
Editorial
  • Planeta
  • CSIC Dpto de Publicaciones
  • Diccionari Ràfols
  • Instituto Gallach de Librería y Ediciones
  • Sociedad Española de Excursiones
  • Centro editorial artístico de Torres y Segui Barcelona
técnica
dcterms:subject
Capítulo
  • Arte Musulmán
  • Las artes decorativas españolas en la obra del Barón Davillier
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Dimensiones
  • 117.0
Nombre
  • Vaso de Fortuny
  • Amelia
  • María Elena
  • Francesc
  • Joan
Título
  • El arte foráneo en España Presencia e influencia. Volumen 9
  • Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Volumen 33
  • Fortuny su vida y obras
  • Historia Universal del Arte Volumen 3
  • Mil Joyas del Arte Español Volumen primero
  • Mariano Fortuny Marsal, Volumen 1. Maestros del arte de los siglos XIX y XX
Estilo
pie imagen
  • Vaso de Fortuny
Apellido
  • López-Yarto
  • Miquel y Badía
  • Sociedad Española de Excursiones
Autor
  • Anónimo
Tamaño imagen
  • 300
Localización
Material
Imagen
  • Vaso Fortuny4 Ermitage.JPG
fecha
  • Siglo XIV
url
  • http://ddd.uab.cat/record/72609?ln=es Depósito digital de la UAB
Ubicación
  • Barcelona
Año
  • 1887
  • 1925
  • 1947
  • 1989
  • 2005
ISBN
  • 84
  • 8486719240
ref
  • harv
Apellidos
  • González López
  • Gómez Moreno
  • Sureda
abstract
  • Fortuny fue un gran aficionado a coleccionar diversos objetos, entre los que se encontraban armas, así como cuando todavía no se daba gran importancia en España, adquiría artísticos bordados de la Edad Media, dalmáticas y casullas bordadas con bellas ornamentaciones, tapices, objetos de bronce y especialmente lozas hispano-moriscas, platos, fuentes y todo tipo de vasijas. Instalado en Granada en 1870 junto con su familia se alojó en la Fonda de los Siete Suelos, y fue allí donde empezó la paciente labor de búsqueda de antigüedades por los lugares más insospechados, pronto fue conocido por el Albaicín y muchos traperos y gitanos se le acercaban a ofrecerle cosas, una de estas obras, fue el gran vaso o jarrón que encontró en Salar, población próxima a Granada, en cuya iglesia parroquial servía como soporte de la pila de agua bendita. Por esta obra pagó el pintor mil duros hacia 1870. Su gran afición, le llevó aprender oficios artesanos para restaurar sus propias piezas, así se sabe que realizó alguna pieza cincelada y damasquinada y aprendió el secreto de la alfarería dorada con reflejos metálicos. En una carta a su amigo Charles Davillier, gran amante del arte español, fechada en Granada el 27 de noviembre de 1871, le comentaba: «... aquí ya no queda casi nada, por tanto ya no me esfuerzo, porque lo poco que he encontrado es bueno. He aquí un croquis del jarrón árabe; es muy bueno, y lo más importante, en buen estado». thumb|left|Croquis en tinta realizado por Fortuny en 1871. El jarrón, junto con todas sus pertenencias, fue transportado a Italia por la familia Fortuny cuando se trasladaron a vivir allí. La prematura muerta del pintor en 1875, sin testar, obligó a la familia a realizar un exhaustivo inventario para su reparto equitavivo entre sus deudos y cumplir con las leyes vigentes. Se editó un catálogo de los bienes de Fortuny para su subasta y Davillier fue el encargado de la introducción del mismo, donde comentaba que pensaba que este libro-catálogo iba a tener gran éxito entre los eruditos, sobre todo en España y con lo que esperaba que se hicieran sobre cerámica estudios más amplios. Seguía explicando, que tenía proyectado junto con Fortuny escribir un libro sobre cerámica española, que la muerte del pintor no permitió llevar a cabo. Solo Facundo Riaño en su Historia de las Artes Industriales publicada en 1879 en Londres, dedicó un capítulo a la cerámica dorada española. Tras una primera venta en Roma, se decidió la gran subasta de pinturas y bienes en París durante una semana los tres primeros dedicados a las pinturas y el resto a los objetos de colección. Los hermanos Jules y Edmond de Goncourt expusieron en su Journal, el éxito de la exposición pero también dieron su opinión en tono despectivo: Samedi 24 avril/ Exposition Fortuny/ Il se déclare dans ce moment une pasión vraiment curieuse pour le bric-à brac vermoulu et la loque d’atelier. Le fameaux vase “alambresque”, je l’avoue à ma honte, me fait l’effet d’un vase en cartón peint, pour un drame litteraire et assyrien de l’Odeon! Du reste, le catalogue de cette vente, comme grossière réclame à l’endroit du mort, desobjets en vente et même de son redacteur, le baron Davilier, donne envie de vomir. E. y J. Gongourt, Journal. Memoires de la vie litéraire 1864-1878, tomo II, Mónaco 1956 p.1061. Sábado 24 de abril / Exposición Fortuny/ Se está dando en este momento un interés realmente curioso por las baratijas antiguas y los andrajos de taller. El famoso jarrón "alambresque", he de reconocerlo aunque me avergüence de ello tiene el aspecto de un jarron de carton piedra destinado a un drama literariano y asirio propios del Odéon. En cuanto al resto, el catálogo de esta subasta como burda reivindicación en lugar del muerto, de los propios objetos en venta y de su impulsor, el barón Davilier, da ganas de vomitar. La cerámica dorada dio a Málaga fama desde el siglo XIII, en Granada tuvo su continuidad. Se produjeron ejemplares de importancia tanto por su decoración como por su tamaño. Se conocen unas quince piezas de los tipos de «jarrones de la Alhambra», de gollete acampanado y anchas asas parecidas a aletas que surgen de su cuerpo ovoide, entre los que sobresalen tres muy semejantes,uno conservado en el el museo Palazzo Abatellis de Palermo, otro en el Instituto Valencia de Don Juan de Madrid y el Vaso de Fortuny en el Ermitage, los tres con una decoración exclusivamente de reflejos dorados con medallones de lazo e inscripciones caligráficas, todos tienen unas medidas similares entre 120 y 170 centímetros. Para su cocción necesitaron hornos especiales, que originaron seguramente por su dificultad, unos defectos que han hecho que la mayoría de ellos presenten roturas en sus asas. Sin duda, desde un principio fueron utilizados como objetos de lujo y no utilitario.