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  • Escitas
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  • Los Escitas son una raza xenos abiertamente hostil de monjes guerreros, dedicados a una forma muy particular de arte marcial armada. El espolón venenoso Escita, en forma de daga, es una de las armas más sencillas que utilizan, capaz de incapacitar a un enemigo con el más leve rasguño. Asimismo, el espolón furioso es una cuchilla de aspecto cruel, que parece la afilada garra de una bestia utilizada como daga. En combate, la hoja está cubierta de una fina película de ácido o veneno procedente de un depósito integrado en la empuñadura. Los Escitas usan el espolón furioso como parte de sus rituales de sacrificio, cortando profundamente en la carne del objetivo mientras los venenos de la cuchilla garantizan que la víctima permanezca en un estado de absoluta felicidad... o de terrible dolor. El
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  • Los Escitas son una raza xenos abiertamente hostil de monjes guerreros, dedicados a una forma muy particular de arte marcial armada. El espolón venenoso Escita, en forma de daga, es una de las armas más sencillas que utilizan, capaz de incapacitar a un enemigo con el más leve rasguño. Asimismo, el espolón furioso es una cuchilla de aspecto cruel, que parece la afilada garra de una bestia utilizada como daga. En combate, la hoja está cubierta de una fina película de ácido o veneno procedente de un depósito integrado en la empuñadura. Los Escitas usan el espolón furioso como parte de sus rituales de sacrificio, cortando profundamente en la carne del objetivo mientras los venenos de la cuchilla garantizan que la víctima permanezca en un estado de absoluta felicidad... o de terrible dolor. El modo en el que la Inquisición se ha apoderado de este tipo de armas es algo que es mejor dejar para la imaginación. Los Escitas fueron descubiertos por los Puños Carmesíes ocho siglos después de su creación en la Segunda Fundación, en la batalla por el sistema HR8518. En la lucha, uno de sus proyectiles ponzoñosos alcanzó al Señor del Capítulo Alexis Polux en la sien y, aunque resistió durante días al veneno, acabó por provocar su muerte. Sin embargo, antes de morir explicó su plan para expulsar a los Escitas de HR8518 a sus guerreros. Tras su muerte, sus fuerzas pusieron en práctica su plan, y los alienígenas fueron rechazados del sistema tras una breve pero extremadamente sangrienta campaña de xenocidio, en la que los Escitas conocieron el verdadero poder del Imperio. Estos xenos rara vez han vuelto a enfrentarse a las fuerzas imperiales en campo abierto, prefiriendo lanzar incursiones sigilosas y asesinatos siempre que sus perversas, engañosas y deshonrosas tácticas puedan triunfar.