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  • No estoy loca...
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  • Lamento lo que hice… no había forma de que te quedaras más tiempo… Dijiste que te irías, me ibas a abandonar… Se que no es un plan perfecto, pero era la única forma… Si no lo hacia habría muerto… No lo hubiera soportado. ¡Por favor deja de llorar! – le pedí arrodillándome a su lado. Su rostro permanecía hermoso y brillante. Su mirada expresaba temor y rabia. Trato de gritar, pero su boca, su hermosa boca de labios carnosos, permanecía cerrada desde hace un par de días con cinta. Acaricie su rostro suavemente y el se aparto con miedo. Dejo caer una lagrima más.
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  • Lamento lo que hice… no había forma de que te quedaras más tiempo… Dijiste que te irías, me ibas a abandonar… Se que no es un plan perfecto, pero era la única forma… Si no lo hacia habría muerto… No lo hubiera soportado. ¡Por favor deja de llorar! – le pedí arrodillándome a su lado. Su rostro permanecía hermoso y brillante. Su mirada expresaba temor y rabia. Trato de gritar, pero su boca, su hermosa boca de labios carnosos, permanecía cerrada desde hace un par de días con cinta. Acaricie su rostro suavemente y el se aparto con miedo. Dejo caer una lagrima más. ¡Para de hacer eso! – grite golpeándolo en la costilla fuertemente. Dejo escapar un gemido. – Deja de hacerlo – chille desesperada. Cuando el llego al vecindario no conocía a nadie. Trate de acercarme a el, de ser su amiga.Nos hicimos amigos. Pero pronto se hizo popular y se olvido de mi. Un día me dijo que se marcharía… me dijo que no me soportaba. Confusa le pregunte que había hecho y me contesto que yo le inspiraba miedo. Me reí burlona y le sonreí, esperando una respuesta lógica. Me repitió que estaba atemorizado por mi. El creía que estaba loca. No – le dije poniéndome de pie – No estaba loca. ¿Sabes? Tu me hiciste hacer esto. ¿Por que tenias que decirme que estaba loca? Tu… tu fuiste el que me hizo estar así. Me obsesionaste. ¡Me querías abandonar! No estoy loca, mi vida. No estoy loca. No estoy loca… Su mirada reclamaba que si lo estaba. Reclamaba que estaba realmente loca. No… No te quería hacer esto… Tu me obligaste. No pude soportar más… Tome un pequeño cuchillo y me acerque a el. Comenzó a temblar desesperado… Adiós amor – dije sonriendo – Y disculpa, pero te lo merecías. Clave el cuchillo en su pecho y la sangre salió rápidamente. Me deshice de su cuerpo. Lo lleve al rió y lo deje ir. Ahora sigo mi vida normal. Oh, mira. Ha llegado un chico nuevo al vecindario. Iré a hablar con el… Tal vez quiera ser mi amigo.