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  • El experimento fallido. ARJ-129
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  • Hace muchos años, se cuenta la leyenda del bosque de maná. Según la leyenda, una extraña criatura habita entre los frondosos pinos del lugar y se alimenta de cualquier clase de carne, claro, incluida la carne humana. Se dice que las personas que pasan cerca de aquel lugar en la noche, pueden escuchar gritos desgarradores de otro sujeto. Según describió un pueblerino que habita en los valles de este bosque, la criatura tiene unos dientes afilados, unas uñas largas, un extraño tez de color azul violáceo en la piel y unas extremidades cortas que le permiten un realizar ágiles movimientos para acechar a sus víctimas.
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  • Hace muchos años, se cuenta la leyenda del bosque de maná. Según la leyenda, una extraña criatura habita entre los frondosos pinos del lugar y se alimenta de cualquier clase de carne, claro, incluida la carne humana. Se dice que las personas que pasan cerca de aquel lugar en la noche, pueden escuchar gritos desgarradores de otro sujeto. Según describió un pueblerino que habita en los valles de este bosque, la criatura tiene unos dientes afilados, unas uñas largas, un extraño tez de color azul violáceo en la piel y unas extremidades cortas que le permiten un realizar ágiles movimientos para acechar a sus víctimas. Se le pregunto a esta persona como sabía esto, a lo que el respondió que simplemente esta criatura venía hacia los valles del lugar buscando carne y por lo tanto debía refugiarse en su casa a punta de escopeta todas las noches. Se había vuelto una rutina para él y por lo tanto, la veía a través de unas rendijas que estaban colocadas en la pared de su choza. La leyenda relatada por el mismo campesino cuenta lo siguiente: Había una vez un muchacho de aproximadamente 20 años, era un policía novato, apenas ingresado hace unos días. A él se le encargaban las misiones “menos emocionantes”. Un día hizo su revisión rutinaria y encontró una cinta que yacía en el césped del lugar. Era un mensaje misterioso, se oía una voz adulterada que repetía incesantemente la misma dirección una y otra vez: Calle de los tigres 555. Enfrente de la plazoleta del pueblo había una casa que parecía abandonada, y recordó de repente que ahí era donde se encontraba la dirección ya mencionada en la cinta. Se subió en su ranger y se dirigió lo más rápido que pudo. Llego a la dirección. Había un timbre, el muchacho toco con insistencia este, pero nadie respondió, así que decidió forzar la puerta para lograr abrirla. La puerta, que estaba hecha de una madera podrida, termino cediendo y el joven, cubierto de sudor, decidió aventurarse. El lugar estaba en penumbras, el ambiente del mismo era frío y se sentía una energía bastante oscura. Ahí descubrió que donde entro, no era una simple casa, sino era un laboratorio. El no recordaba que hubiera uno en la ciudad, ni siquiera sabía de la existencia de un científico en el pueblo, por lo que empezó a sospechar. Sobre la polvorienta mesa vio un sobre que estaba cubierto en una bolsa de plástico. Este contenía una cinta. El muchacho, tomo la cinta y se marchó del lugar. Se dirigía hacia la estación de policía, ansioso por saber que contenía la cinta. Se subió a su ranger y fue rumbo a su destino. Para llegar a la estación debía atravesar la carretera que atraviesa el bosque del pueblo, ya que la estación motivo estaba apartada del centro de este. Vio los frondosos árboles, las espesas hierbas, el resplandeciente Sol y quedo admirado, como lo hizo más de una vez, por el paisaje que lo rodeaba. Un desgarrador grito y un ruido extraño se escucharon, dedujo que provenía de los interiores del bosque. Con temperamento de héroe bajo de su camioneta y se adentró al bosque. El sol se ocultaba y la luna salía, el joven ya paso 2 horas dentro del bosque (Así es, se perdió) y se empezó a despertar. Lo que habría sido un acto heroico para demostrar su potencial término siendo una horrible odisea para él. A lo lejos, vio una silueta, se acercaba a una velocidad impresionante. Agarro su 9mm y asustado disparo a la extraña figura que estaba a lo lejos. Vio como la sombra se tumbaba. Se acercó y vio lo que probablemente sería la última cosa que vería en su vida. Era una criatura que tenía unos dientes afilados, unas uñas largas, un extraño tez de color azul violáceo en la piel y unas extremidades cortas. Además, traía una bata blanca. El muchacho reviso los bolsillos de la bata y encontró una carta, escrita a mano: Hola. Si estás leyendo esto probablemente estaré muerto. Hace unos días vengo trabajando en el experimento ARJ-129. Básicamente se trata de un suero para prolongar la vida y evitar enfermedades a través de enzimas de animales marinos y terrestres. Luego de terminarlo, lo consumí para probar su efectividad, groso error: empecé a toser, sentí una presión grande en mi pecho, después de un rato mis venas brotaron fuera de mi cuerpo. Empecé a buscar la cura, hasta que mi brazo no respondió a mis órdenes, sentía un dolor inimaginable y tenía otros síntomas. Esto me obligo a amputarme el brazo. Si llegaste hasta aquí, significa que encontraste la cinta que deje en mi laboratorio (Los ruidos que escuchaste solamente eran señales para que te adentres al bosque y logres arrebatarme esta carta), esta contiene… El policía siente alguien atrás y para de leer... La ultima visión de su vida, un extraño ser sobre él, destripándolo y comiéndose sus órganos. De repente todo se le volvió oscuro. Con el pasar de los días, ninguna persona se atreve a cruzar ese bosque, por los eventos que ocurrieron anteriormente. Salvada de la guillotina por: Categoría:Ciencia Categoría:CC Categoría:Leyendas urbanas