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  • ¿Miedo?
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  • ... El miedo nunca me ha dado miedo, de hecho, me ha dado mucho placer, placer más allá que cualquier cosa. Mucho más que el placer del clímax sexual o de satisfacer aquellas necesidades básicas de los humanos. El miedo me inspira a seguir adelante a luchar para conseguir todo lo que quiero. Es el combustible de mi vida. Aquello por lo que existo. Verlos a los ojos directamente sólo un instante y ver su alma aterrada, queriendo escapar de mí. Mi alma depreda a su espíritu, lo devora y eso los sacude desde adentro. Incluso… podría ser la tuya. Yrvoz 21:07 2 abr 2014 (UTC)
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  • ... El miedo nunca me ha dado miedo, de hecho, me ha dado mucho placer, placer más allá que cualquier cosa. Mucho más que el placer del clímax sexual o de satisfacer aquellas necesidades básicas de los humanos. El miedo me inspira a seguir adelante a luchar para conseguir todo lo que quiero. Es el combustible de mi vida. Aquello por lo que existo. El miedo es mi forma de ser, mi forma de vestir. Es placentero ver a los demás apartarse de mí, miedosos por mi aspecto. La sensación de estar ante los demás y que me perciban y no puedan mantenerse cerca de mí sin temblar de miedo, esa sensación es pura satisfacción. No la cambiaría por nada. Y ahora que he traspasado la frontera del espacio personal, de la libertad de los demás, me temen aún más. No saben cuándo ni cómo llegaré ante ellos. Su única solución es encerrarse a piedra y lodo y llorar de miedo. Y eso me alimenta, exacerba mis sentidos y quiero más. Nunca es suficiente. Verlos a los ojos directamente sólo un instante y ver su alma aterrada, queriendo escapar de mí. Mi alma depreda a su espíritu, lo devora y eso los sacude desde adentro. No ha habido persona alguna que dado el momento no me tema, a lo más que han llegado es a maldecirme y a desafiarme. Su instinto les empuja a pelear por la supervivencia, aunque saben que su batalla está perdida ante mí. Su impotencia es mi alegría. Su miedo, mi placer. Trato de prolongar su miedo el mayor tiempo posible, aunque sé que todo debe terminar. Terminará lentamente, y así se lo hago saber a cada uno. Esto aumenta más su miedo, aumenta más mi placer. El clímax llega cuando se dan cuenta de que no sólo ellos estarán en contacto conmigo, cuando se dan cuenta de que tengo acceso a todos sus seres queridos. Se rompen sus almas en mil pedazos, y yo gozo. Ni siquiera las autoridades tienen el valor de atraparme, y francamente no saben cómo hacerlo. Me temen y yo me río en sus caras. Eventualmente serán sometidos a su miedo y yo lo disfrutaré personalmente. Comencé con cosas pequeñas, robando, torturando y sacrificando mascotas en presencia de sus dueños, aún a mi corta edad era un placer ver sus rostros desencajados, suplicando piedad y destilando miedo por sus poros. Luego comencé con los castigos hacia los demás, abusando de mi fuerza física natural, haciendo a todos temerme. Incluso a algunos adultos. Más tarde comencé a secuestrar, y a torturar. Me he perfeccionado tanto… ahora soy más sutil, todo sea por lograr estar siempre en este placer. Nadie está a salvo de mí, pues me conocen pero no me reconocen, soy un pilar en esta comunidad cuando quiero serlo, cuando me pongo este ridículo disfraz de cura y todos me sonríen y me saludan. Soy enérgico en mis sermones y hago que me respeten. Pero el respeto es una partícula insignificante. Es como comparar a una alimaña viciosa y perjudicial con el plumaje excelso de la más hermosa ave que es el miedo. Cuando están en mi poder indefensos y me muestro ante ellos se aterran, se horrorizan y es doblemente satisfactorio. Simplemente les cuesta aceptar que yo pueda ser su verdugo, el que se presentó como intermediario de la salvación de sus almas el que conoce todos sus oscuros secretos de confesión, el confiable. Puedo pasar días sólo amedrentándolos, sólo diciéndoles como terminarán sus cuerpos al terminar yo con ellos. Es fabulosa esa sensación. Ver cómo se va pudriendo la esperanza en ellos. No pueden evitar pensar que algo los salvará. A veces juego con ellos de que me arrepiento. Esas miradas luego de que los desengaño no las cambiaría por nada. Sí, toda una congregación para mi placer, para mi disfrute, acabaré con esta fuente, es claro, pero habrá otras congregaciones en el mundo. Incluso… podría ser la tuya. Yrvoz 21:07 2 abr 2014 (UTC)